¿Por qué el portavoz de la Casa Blanca, cuya obligación -y devoción- es no decir jamás una palabra innecesaria y no meditada, dijo ayer aquello de que la llamada de
Obama a
Zapatero se produjo porque España “padece algunos problemas sobre los que es necesario adoptar reformas para asegurarse de que no se extiendan”? No es usual este tipo de aseveraciones, y tampoco que la Casa Blanca informe sobre las conversaciones del presidente, aunque sí lo hizo con las charlas telefónicas que Obama mantuvo este fin de semana con
Angela Merkel y
Nicolas Sarkozy. ¿Estaba pactada la revelación y quién sabe si hasta las palabras de
Gibbs? Tomen nota: algún miembro del Gobierno dijo esta mañana, en privado, que la revelación, hecha cuando a los periódicos no les cabían demasiados comentarios, “echa una mano a Zapatero” a la hora de anunciar medidas duras, sudor y lágrimas, en su comparecencia de este miércoles ante el Parlamento. ¿Teorías conspirativas? En esta coyuntura, advertimos, no se da puntada sin hilo.