Finisterre

Don Francisco Camps, el molt honorable presidente de la Generalitat Valenciana, ha dicho una frase que me apetece rectificar. Este hombre tan bien vestido y que ha estado callado durante largo tiempo, ha asegurado, literalmente, que “toda España sabe que soy honrado” y que “desde Finisterre hasta el Cabo de Gata” hay 45 millones de personas que creen en su inocencia. Ya sé que, generalmente, las opiniones expresadas en los blogs por mindundis como yo, tienen el mismo valor que las conversaciones de los pobres en los pajares, pero aprovecharé este rinconcito para decirle a ese señor que no cuente conmigo para elaborar la lista de los que creen en su inocencia.

A ver, don Francisco, que yo no estoy diciendo que sea usted culpable ni de haber arramplado con dinero para su partido o de lucir, por la jeta, esos trajes que lleva puestos y que luce gracias a su buena percha. Lo de culpable o inocente lo dirán los jueces, si es que lo dicen, que esa es otra “rama” profesional que también acarrea lo suyo. Lo único que quiero es que no me meta en ese saco de tantísimos millones de personas porque yo también soy español y vivo en ese espacio comprendido entre Finisterre y Gata.

Le deseo mucha felicidad y mucha justicia; le deseo que Rajoy le vuelva a sacar al campo de juego y que los votantes repitan en cantidad y calidad cuando lleguen las elecciones. Le deseo que usted y el tal ‘Bigotes’ se quieran “un huevo… porque esto nuestro es muy bonito”, como dice en una grabación memorable y ejemplar de cursilería. Pero, por Dios, no me meta en ese bloque, aunque nada más sea que porque a mí no me sentarían ni la mitad de bien sus trajes: estoy mucho más gordo y fondón.

Francisco Cantalapiedra. Periodista.