Toda la cuestión se explica en el enfrentamiento que, desde hace más de un año, mantienen Zapatero y Rajoy por causa de la política antiterrorista. Rajoy y los suyos aspiran, ni más ni menos, que a la derrota y extinción de la banda y sus socios, y sospechan que Zapatero, pese al atentado de la Terminal 4 de Barajas, aún mantiene alguna esperanza de que podrá llegar a un final dialogado con la banda y sus socios batasunos. Y en ese punto se encuentran y chocan todos los debates, llámense traslado de De Juana a San Sebastián, resistencia del fiscal a pedir cárcel para Otegi por enaltecimiento del terrorismo, o bien, esta más reciente, y todavía más viva que las anteriores, relativa a la posibilidad de que Batasuna pueda tener algunas listas de candidatos en las elecciones de finales de este mes.
Eso sí, todo ello, bajo la permanente declaración de Zapatero de que se somete pura y simplemente a la más estricta legalidad vigente: cuando aplicó eximentes al huelguista de hambre De Juana, cuando no tuvo empeño en meter en prisión al líder batasuno Otegi, o cuando ha encargado su propia 'criba' en las listas de elementos batasunos incorporados a una lista de candidatos de un partido histórico y "con todas las de la ley", llamado ANV. Los juristas parten del hecho de que, como ha explicado el profesor Pérez Royo, "se puede poner fuera de la ley a un partido, pero no se puede poner fuera de la ley a un ciudadano en su condición de tal". Algunos jueces, y por supuesto, la dirección del PP, hubiera preferido que el gobierno, sencillamente, reclamara al Supremo la ilegalización total de unas listas 'contaminadas' por la invasión de elementos batasunos. Y de hecho, se ha sabido que se produjo una tensa deliberación de los magistrados sobre las candidaturas de ANV. El TS había tumbado todas las listas presentadas de las otras opciones batasunas, como Abertzale Sozialistak. La famosa Sala del 61 del TS entiende que Fiscalía y Gobierno debieron haber solicitado la plena y total ilegalización de ANV, el partido refugio de Batasuna, pero que mantiene en sus estatutos la condena de la violencia, y una dirección "ajena" a Batasuna y ETA.
De modo que, con toda probabilidad, Zapatero y Rajoy seguirán enzarzados por causa de Batasuna. Zapatero acusando al PP de negar la autonomía judicial y Rajoy responsabilizando al presidente de la vuelta de Batasuna a las urnas. Ya ha dicho Zaplana que por primera vez un gobierno centra su política en que ETA vuelva a las instituciones. O lo que es lo mismo, regrese a los municipios vascos de los que la ilegalización de Batasuna les expulsó, con lo que eso significa de subvenciones del Estado -muchos millones de euros- para el mundo proetarra...
Y a todo esto, con un apreciable enfado del mundo terrorista y afines. Hasta el punto de que se asegura que la policía está en alerta en el País Vasco por temor a un atentado antes del 27-M. Según estas sospechas, los sectores más radicales de Batasuna justifican ante sus bases una respuesta violenta a las restricciones que el gobierno impone a la participación electoral de la izquierda abertzale. Seguirá siendo el asunto electoral por excelencia. Con un añadido más: el anuncio de que AVT., del brazo del PP, volverá a salir a la calle para protestar contra los "paseos" de De Juana por San Sebastián. Con autorización judicial o sin ella...