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Dos estatutos de la discordia

Dos estatutos de la discordia

jueves 22 de abril de 2010, 12:04h
   No sólo el catalán, desde hace casi cuatro años debatido en el Tribunal Constitucional. Ahora también el Estatuto castellano-manchego vuelve a ser objeto de discusión, debate y confrontación política. Hasta ahora, las Cortes castellano-manchegas habían logrado mantener un cierto consenso, pero en su trámite final, en el Congreso de los diputados, el acuerdo y el entendimiento se ha quebrado, como probable expresión de que los dos líderes de la comunidad, Barreda y Cospedal, están ya en lucha abierta por mantenerse en la presidencia o por conseguir ese primer cargo autonómico. Barreda dice que Cospedal se ha rendido a las exigencias murcianas en materia de Trasvase del Tajo. Cospedal ha conseguido el apoyo pleno de su partido, el PP, para producir la modificación del texto. De manera que el Estatuto castellano-manchego pasa al capítulo de asuntos pendientes, como tantos otros que tienen que resolver los dos principales partidos de la nación. Deberá regresar a la Asamblea castellano-manchega, donde ya permaneció dos años en debates y correcciones de texto.

   Este enfrentamiento permanente de Barreda y Cospedal, o del PSOE manchego y el PP, venimos denominándolo los periodistas como "guerra del agua", porque eso es lo que, al fin y al cabo, se ha venido jugando, mucho más que cualquier otra cuestión de derechos y de competencias, e incluso más que la primacía de un partido sobre otro. Dos comunidades, las de Castilla-La Mancha y Murcia, han estado peleándose, bajo la mesa, por la determinación de los hectómetros cúbicos que podían o debían ceder los manchegos a los murcianos y valencianos para no ver desecada su huerta... Se pretendía que el Estatuto tan sólo reflejara la estimación de que las necesidades  presentes y futuras de la comunidad manchega eran de 4.000 hectómetros cúbicos, después de haberlos rebajado desde los seis mil. Esa era precisamente la propuesta del Gobierno central, que aceptó como propia el PP, y que los socialistas manchegos finalmente han rechazado. El Gobierno central entiende que el trasvase Tajo-Segura, que es lo que se debate en este Estatuto, es fundamental para los murcianos, pero unos y otros entienden que quien mejores condiciones acierten a conseguir para los propios, vencerá en las urnas del año que viene... Por ello, es evidente que Barreda y Cospedal tienen mucho que ganar o que perder en este debate y en este Estatuto.

   Cospedal hubo de sortear las dificultades que le planteaban sus propios compañeros de partido, Camps y Valcárcel, porque tiene dos "sombreros" o competencias que atender: los de secretaria general y de presidenta del PP manchego. Las gestiones de éstos, finalmente, rompieron el consenso logrado en las Cortes de Toledo. Los socialistas critican a Cospedal por rendirse a los deseos de Valcárcel, y dice Barreda que Cospedal ha sido, en esta operación, el caballo de Troya de Valcárcel, y se esfuerza por dejar en evidencia las diferencias entre el PP y la propia Cospedal. Ponen de relieve algunos cronistas que Varcárcel acudió ayer al Congreso con un grupo de regantes murcianos "para presionar" a Cospedal. Incluso, llegó a explicar a los periodistas que se oponía a un Estatuto que contuviera una limitación en hectómetros cúbicos. Hubo de intervenir, finalmente, el propio Mariano Rajoy, para apaciguar las aguas manchego-murcianas. Todo permite suponer que la guerra del agua sólo registró ayer una batalla, pero que le quedan unas cuantas más. Cospedal no quiere perder esta guerra...


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