Cuentan que un parlamentario liberal, viendo que en las Cortes los conservadores les aplaudían afirmó: “¿qué tontería debo haber dicho para que me aplaudan?” Algo así debe pensar Maragall cuando recibe elogios desde lugares insospechados.
Así, la fundación Catalunya Oberta, en la órbita más liberal de CiU, se ha mostrado de acuerdo con las críticas hechas por el ex presidente catalán a aspectos como el proceso de negociación del Estatuto de Autonomía y la valoración que Maragall hace en la polémica entrevista de l’Avenç del papel jugado por el presidente español, José Luís Rodríguez Zapatero.
Otros, como el Partit Republicà Català (PRC) un grupo extraparlamentario e independentista han pedido a Maragall que asuma públicamente su soberanismo.
Pero son los correligionarios de Pasqual Maragall los que llevan peor la situación. Así, en la dirección del PSC se discute actualmente si una vez que Pasqual dimita de la presidencia del part ido (que, en la práctica, no ejerce) se debe eliminar o no dicho cargo.
Curiosamente, mientras los socialistas catalanes dejan sin papel a Maragall de cara a las municipales, éste -a través de su oficina institucional como ex presidente- ha ligado su participación en el acto de inicio de la campaña en la localidad de Miravet, población en la que se alcanzó el acuerdo de fondo para la reforma del Estatuto.
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