De las trece regiones en juego, el centro derecha gana en seis (solo gobernaba en dos), las más pobladas y ricas, las que más cuentan y pesan, las que en definitiva son la sustancia del país. El Pueblo de la Libertad de
Berlusconi gana con el 56 % la Lombardía de las finanzas, con su capital Milán, y conquista otras dos regiones decisivas que estaban en poder del centro izquierda: Piamonte y el Lacio, ambas de gran significación política. El Piamonte, con su capital Turín, considerada la ciudad de la “intellighentsia comunista. El Lacio, con Roma la capital del país y de la cristiandad. El centro derecha ha ganado además el Véneto, la Campania (gobernada por el centro izaquieerda en los últimos 15 años) y la Calabria.
Nace la "Padania"
Gracias a la Liga Norte, el centro derecha se blinda en el norte de Italia. Dos de sus regiones, el Véneto y Piamonte, estarán gobernadas por la Liga. El partido de
Umberto Bossi, con claros tintes xenófobos, logra un sonado triunfo, pues en algunas zonas sobrepasa en número de votos al partido de Berlusconi. Ante este resultado, Bossi puede considerar hecho realidad en parte su sueño de la “Padania”, que ya no es una abstracción ideológica, sino una formación geográfica asentada en las regiones más ricas y productivas del país. Logra su triunfo porque ha insistido con un mensaje que ha calado en la gente: federalismo fiscal y stop a la inmigración. La aritmédica da una mayoría de siete regiones al centro izquierda, pero es una magra consolación, porque las seis del centro derecha pesan mucho más. El centro izquierda vence en Emilia Romaña, Toscana, Umbria, Basilicata, Las Marcas, Liguria y Pulla. Una mención especial merece la victoria del gobernador de la Pulla,
Niki Vendola, comunista, homosexual declarado, católico practicante y admirador del teólogo
Ratzinger, Benedicto XVI. Vendola representa una izquierda honesta y su coraje ha sido premiado.
Alta abstención
El líder del Partido Democrático,
Bersani, había pedido al centro izquierda votar sobre la crisis económica y no sobre Berlusconi. Pero los resultados demuestran la fragilidad y la falta de alternativa de la oposición a Berlusconi. Muy significativa ha sido la abtención, superior al 7%, afectando a todos los partidos. Italia ha tenido siempre una participación electoral muy alta. La abstención en estas regionales se considera un dato muy relevante y de especial gravedad. Refleja el estado de ánimo que vive Italia, un país cada vez más alejado de la política, cansado, preocupado y desilusionado de sus políticos y en grave crisis económica, con dos millones de parados estructurales y con caída incluso en el consumo alimentario. La abstención se considera una forma de protesta contra la clase política, una protesta que muchos electores han exteriorizado votando las listas de un personaje del espectáculo, el cómico Beppe Grillo, especialmen te crítico con Berlusconi y con toda la clase política.
Clima de Guerra Civil
Todos los portavoces de los partidos coinciden en la gravedad del fenómeno de la abstención.
Daniele Capezzone, del Pueblo de la Libertad, atribuye el incremento de la abstención al “clima de odio que vive el país, provocado por el centro izquierda contra el centro derecha y su líder Silvio Berlusconi”. Un político moderado como el domocristiano
Rocco Buttiglione va más lejos y considera que Italia vive un “clima de guerra civil”, advirtiendo que “el clima de odio” está siendo provocado también por algunos sectores del centro derecha.
Curación del cáncer en tres años Satisfecho por su victoria, Silvio Berlusconi ha declarado que los italianos están con él y que “ha llegado la hora de las reformas”. Berlusconi ha hecho promesas de todo tipo, algunas imposibles de cumplir, como, por ejemplo, la curación del cáncer en tres años, una promesa que constituye una verdadera impudicia. Cuando Berlusconi habla de reformas piensa, sobre todo, en la justicia y en la Constitución. Su sueño es llegar al Palacio del Quirinal, como presidente de la República. Para ello debe cambiar la Constitución e introducir el presidencialismo. Con tres años por delante de legislatura, sin una oposición sólida, Berlusconi se considera invulnerable y seguramente no habrá quien lo pare en su proyecto de reformas.