El Consejo Europeo que reunirá a los Jefes de Estado y de Gobierno el 25 y 26 de marzo de 2010, tiene como principal prioridad el establecimiento de las prioridades temáticas de las Estrategia “Europa 2020”. La Presidencia española evidentemente ha considerado que esta cuestión, que se vincula a la situación y salida de la crisis económica financiera global y más ambiciosamente en el establecimiento de unos objetivos para la década sobre la economía europea, es también una prioridad básica, al reconocer que la formulación de la estrategia Europa 2020 ha de constituir el instrumento de coordinación idóneo que en base de la mejora de la gobernanza vertebre el nuevo modelo de crecimiento, caracterizado por la sostenibilidad económica, social y medioambiental. Recordemos, antes de entrar en el objetivo de la estrategia Europa 2020, que España está inmersa en esa estrategia, una España que entró en el Sistema Monetario Europeo desde el 1 de enero de 1999, formando parte de los países de la Eurozona que comparten una Moneda Única, el Euro, y una España por ultimo que asumió la Estrategia de Lisboa de 2000 para afrontar el sueño de completar la convergencia real y afrontar el futuro económico con las mayores garantías. La Estrategia de Lisboa fue por tanto una ocasión para coordinar las políticas de reforma estructurales de la Unión Europea y de los Estados Miembros para incrementar el potencial de crecimiento de la economía europea.
En efecto, España realizó su Programa Nacional de Reformas estructurado en torno a 24 directrices integradas para el Crecimiento y el Empleo 2005-2008, este documento seria el hilo conductor de nuestro progreso. A mediados de octubre de 2005 se estructuró el PNR, que señaló como sus principales objetivos la plena convergencia en renta per cápita con la Unión en 2010 y alcanzar una tasa de empleo del 66%, desarrollando para ello siete ejes de actuación con objetivos específicos.
Sin embargo, cuando a comienzos de 2008 aparecía ya la sombra de la grave crisis económica y social que padecemos, no sólo España sino el resto de los Estados de la Unión habían ya reconocido que el ambicioso objetivo de convertir a la Unión Europea en la economía más dinámica del mundo, camino del pleno empleo, quedaba incumplido por la falta de voluntad política y de disciplina económica de unos Estados que no tenían encima medidas de presión o compromisos coercitivos.
Ahora el Consejo Europeo que se celebrará el 25 y 26 de marzo de 2010, marcará la estrategia “EUROPA 2020”, para un crecimiento inteligente, sostenible e integrador sobre la base de una Comunicación de la Comisión presentada el 3 de marzo, y en el que propone los siguientes objetivos: el 75% de la población de entre 20-64 años debería estar empleada; el 3% del PIB de la UE debería ser invertido en I+D; debería alcanzarse el objetivo “20/20/20”, en materia de clima y energía, incluido un incremento al 30% de la reducción de emisiones si se dan las condiciones para ello; el porcentaje de abandono escolar debería ser inferior al 10% y al menos el 40% de generación más joven debería tener estudios superiores completos; el riesgo de la pobreza debería amenazar a 20 millones de personas menos. Para estos objetivos se proponen siete iniciativas: Innovación, Juventud en Movimiento; Agenda Digital para Europa; Empleo eficaz de los recursos; Política Industrial; Nuevas Cualificaciones de empleo y Plataforma europea para la pobreza.
Por lo demás la presentación de este programa Europa 2020 está lleno de reflexiones y de propuestas, pero una es fundamental, pues nos enfrentamos colectivamente al reto inmediato de la recuperación y a los retos a largo plazo o volveremos a tener una década perdida.
Con tales objetivos que definen la estrategia Europa 2020, el Consejo Europeo adoptará ahora sus prioridades y establecerá los cinco objetivos referidos, reforzará la coordinación de la Política Económica y hará un seguimiento de los avances. Cada uno de los Estados deberá responder elaborando los Programas Naciones de Reforma y su aplicación, el margen de discrecionalidad para salirse de esta estrategia es muy pequeño, se trata de una respuesta europea coordinada, se acabaron las alegrías y el uso solamente literal de las propuestas de la Unión. Europa 2020, es un marco de juego en el que algunos Estados tendrán que actuar con un rígido corsé que les vendrán impuesto como consecuencia de la crisis y, en su caso, de una desafortunada gestión.