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La moda infantil sube enteros

La moda infantil sube enteros

sábado 06 de marzo de 2010, 20:32h

Dejad que los niños se vistan de niños es una especie de consigna realista que ha ido calando en los diseñadores. ¿Será que la crisis asienta la sesera y permite que la palabra comercial, tan temida por los supuestos creadores de vanguardia, no sea recibida con cajas destempladas? Se ha celebrada la LXX edición de la Feria Internacional de Moda Infantil y Juvenil de Valencia (FIMI) y hemos comprobado que el sector sube enteros, a pesar de que la escalera ande maltrecha con la crisis. Dicen que ha sido la edición del optimismo, a pesar de haber coincidido en el tiempo con el Pitti Bimbo de Florencia. Del optimismo porque nada más cerrar sus puertas la demanda para asistir a la próxima cita se ha disparado. Es verdad que hubo menos gente, pero a veces, como dice el dicho, la gente para la guerra. Entre los asistentes, los sevillanos Kobez con sus celebradas canastillas, y Babiné, la firma de bebé de Roinsal, que dirige con acierto Rosario de la Encarnación desde su Lantejuela natal.

De forma paralela, como suele ocurrir siempre al socaire de estos foros de moda, Custo Barcelona presentó su colección para niños. El afamado diseñador, al que quieren poner contra las cuerdas por un asunto de plagio, llevó la alegría a los más pequeños con una colección desenfadada, siguiendo el patrón de la de los  mayores. ¿Que ya está muy vista? Bueno, también están muy manidos los corazones de una diseñadora émula del rey Midas, porque todo lo que toca lo convierte en oro, y nadie dice esta boca es mía.

En la pasarela se presentaban las tendencias que se llevarán el próximo otoño-invierno 2010-2011, que, como suele suceder en la ropa infantil, va a rebufo de la de los mayores. Es decir, veremos en los niños lo mismo que hemos visto en los mayores: estampados de piel de animales, mucho vaquero mezclado con punto o con tejidos más trabajados, trenkas y en colores el azul, el negro y el gris, que compartirán paleta con los neón, que ya hicieran furor a finales de los setenta.

Abrió el fuego la firma Cóndor con una colección correcta en punto mezclando los tonos marrones y azules azafatas. Floc Baby puso una nota cursi en la pasarela con una gran profusión de lacitos, aunque la calidad de su punto era inmejorable. AKR Kids apostó por los tonos ácidos para sus prendas superpuestas. Las trenkas aparecieron en escena de la mano de Elisa Menuts, mientras que Lourdes apostó fuerte por los vaqueros. Tumble’n Dry optó por una colección en la que incluía las tres estrellas del próximo otoño: trenkas, vaqueros y punto. Girandola separó las tendencias por sexos. Para los niños se inclinó por vestirlos con sudaderas y vaqueros, mientras que a las niñas las equipó como auténticas señoritas, con predominio del malva en las creaciones. Barcarola viajó en el túnel del tiempo para mostrarnos las tendencias predominantes en cada década. Tutto Piccolo presentó una colección de prendas muy inglesas, mientras que Giesswein volvió a rezumar calidad, sobre todo con la incorporación de diseños en pata de gallo. Tuc Tuc presentó estampados y Bóboli acertó de pleno con su ropa cómoda y práctica, para que no se nos olvide que los destinatarios de estas colecciones son niños. Y los niños a estas edades todavía quieren sentirse libres.

 

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