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El gran pacto de Estado

El gran pacto de Estado

viernes 12 de febrero de 2010, 12:38h
   Juntos y cuanto antes, esa debiera ser la disposición de los partidos, las centrales y la patronal, para salir cuanto antes de la crisis. Es la hora de grandes acuerdos para recuperar un crecimiento fuerte y duradero, cada vez más basado en la ciencia y en el conocimiento, capaz de alcanzar mayores cotas de innovación. Es el llamamiento que hacía ayer el Rey don Juan Carlos y que hoy merece la atención de todos. ¿Conducirá a alguna parte ese llamamiento? La idea del gran pacto ya había aparecido en el Congreso el pasado martes y miércoles, de la mano de los convergentes catalanes, y el propio Durán i Lleida expuso esos propósitos sin obtener demasiados apoyos. El mismo lo reconocía tras un encuentro privado con Mariano Rajoy, en el que éste argumentaba lo que ha venido diciendo en los días siguientes repetidamente: según Rajoy, él ya hizo ese ofrecimiento de gran pacto al jefe del Gobierno y éste lo habría rechazado en razón de las distancias ideológicas de los correspondientes partidos.

   Posiblemente los recuerdos de Rajoy merecerán algunas consideraciones y matices. No se sabe de ninguna propuesta de gran pacto efectuada al partido gobernante. Muy al contrario, Rajoy ha reclamado, antes que otra cosa, que Zapatero ceda en sus posiciones  y rectifique de su política anticrisis. Y sólo a partir de ahí podría darle algún apoyo. Zapatero propuso a los presidentes autonómicos un gran pacto que pasaría por un importante recorte de gastos y los presidentes autonómicos de obediencia "popular" sencillamente lo rechazaron pese a que en aquellos folios se recogían la mayor parte de las ideas con las que el propio PP había acudido a la reunión, como el propio Rey pudiera atestiguar, porque estuvo presente en las reuniones. Es cierto, que a la vista de esa actitud reiterada del primer dirigente del PP, Zapatero dijo que posiblemente Rajoy no se quería atener a los planteamientos socialistas por causa de la distancia ideológica entre los correspondientes partidos, teniendo en cuenta la negativa de Zapatero a rebajar los derechos de los trabajadores, frente a Rajoy que ya hablaba de unos nuevos contratos de trabajo en los que, por ejemplo, en materia de despido se partiera de cero y se iría aumentando año tras año, tal vez hasta los 33 días por año trabajado, cuando se llegara a cuatro o cinco años.

   Ciertamente, son posiciones difícilmente conciliables. Pero, tras escuchar al Rey, valdrá la pena volver a preguntar si el llamamiento del Jefe del Estado conducirá esta vez a alguna parte... Parece que el propio Rey estaría dispuesto, en esta ocasión, a gestionar encuentros entre los dirigentes políticos y sindicales, para hacer posible alguna clase de entendimiento. Incluso se habla de que ya ha podido tener algunas reuniones con expertos para documentarse adecuadamente ante sus siguientes movimientos... De ser así, no habría precedente en una actuación del Rey, que incluso podría estar rozando sus competencias constitucionales, que le invitan a no mezclarse en la política de cada día. Claro está que, esta vez, pudiera invocar la gravedad del momento y la imposibilidad de acercamiento entre las dos grandes fuerzas políticas.

   Es evidente, como ha dicho el Rey, que es hora de grandes acuerdos y amplios acuerdos para lograr salir de la crisis. Pero no es menos cierto que corresponde al Gobierno en ejercicio llevar la iniciativa, y, en todo caso, a los partidos de la oposición pactar los apoyos y hasta las contrapartidas. A lo largo de los dos años de crisis, muy al contrario, PP y PSOE han empleado la crisis para beneficio propio y ataque al adversario. El PSOE ha reprochado sistemáticamente al PP un claro propósito de quererse beneficiar del "cuanto peor" para mejorar sus expectativas electorales. Y lo contrario: el PSOE ha empezado a utilizar su soledad frente a la crisis para proclamar que el país saldrá de la crisis a pesar de la oposición del PP y sin ninguna ayuda del principal partido opositor, ni siquiera de sus barones territoriales responsables de los gobiernos regionales.



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