De la cadena perpetua. De ahí a la pena de muerte sólo queda un paso. La visceralidad de muchos españoles le viene al PP como anillo al dedo. Las familias de las víctimas gritan y lloran desesperadas en la pequeña pantalla, y algún partido político aprovecha sus llantos y desesperanzas para engrosar la hucha de sus votos electorales. Es lo de siempre: ¡los buitres, a por la carroña! Las cadenas de TV –que han perdido hace años racionalidad e imaginación- descubrieron en la década de los 90 su particular “Eldorado” dedicando horas y horas semanales a los crímenes más espantosos que se producían en nuestro país. Primero fueron las niñas de Alcásser; luego, Sandra Palo, la niña violada y asesinada de Madrid, uno de cuyos asesinos ya está en la calle; y finalmente
Marta del Castillo, la niña violada, asesinada y desaparecida en Sevilla. Los crímenes dan mucho juego a las televisiones de España, como se lo dieron al hace muchos años desaparecido periódico semanal El Caso cuando aquí aún no había llegado la televisión.
Javier Arenas –que no quiere quedarse atrás en su lucha por el poder total en el PP para la que ya hay varios candidatos en Madrid y en Galicia- aprovecha la desesperada tristeza de la familia de Marta del Castillo (que claman justicia, y también venganza) para plantear en la sociedad española un debate acerca de la “necesidad” de resucitar la cadena perpetua. Para Arenas (que como buen político sabe chapotear en las arenas movedizas), ese debate “ya está en la calle”. No hay mejor cosa para los carroñeros del mal que utilizarlo puntualmente en beneficio propio. En España no hay sitio para los criminales ni los inmigrantes. A unos les imponemos la pena de muerte y a otros los echamos de la piel de toro. Porque “aquí no cabemos todos”, según la lideresa del PP de Catalunya,
Alicia Sánchez Camacho. Mientras tanto, los prebostes del Partido (
Rajoy, Cospedal, Soraya) se dejan querer, a ver qué da de sí ese debate…hasta que lleguen las próximas elecciones. Bastante tienen ahora con el goloso pastel que algunos ayuntamientos han puesto sobre la mesa acerca de dónde almacenamos los residuos nucleares. No hay que dejar pasar la más mínima ocasión para minar y destruir la credibilidad del Gobierno.
Rajoy gesticula cada día contra
José Luís Rodríguez Zapatero, y
Esperanza Aguirre no desperdicia ni un ápice de cualquier acontecimiento o debate para recordar a la gran derecha de este país que ella puede encarnar la salvación de España. De modo que no ha tenido empacho alguno en agarrar la sugerencia de su correligionario andaluz Javier Arenas y hacerla suya hasta el extremo de apuntalar la teoría de la necesidad de resucitar la cadena perpetua, sin pararse siquiera a pensar en que para ello habría que retroceder más de 30 años y debatir en el Parlamento una nueva Constitución. Y, al paso que van los Arenas y
Aguirres de turno, resucitarían también el Tribunal de Orden Público para arrojar a sus sótanos a homosexuales, abortistas y maestros de Educación para la Ciudadanía. ¿Qué les importa, además –probablemente ni lo saben tampoco- que en la Reforma del Código Penal de 2003 ya se aplican penas de hasta 40 años de cumplimiento efectivo para los delitos más graves, lo que ya podría resultar una cadena perpetua encubierta.? Lo que importa es apuntarse a las demagogias televisivas. A los realitys sows explotadores de las tragedias de la gente. Y en esto son maestros los capitostes del primer partido de la oposición. ¡Esta es la verdadera pena!