Las encuestas son el matraz donde los políticos transmutan criterios y principios. Véase como el PP -partido al que los últimos sondeos de intención de voto otorgan ventaja sobre el PSOE- ha modificado el criterio que mantenía hasta la fecha respecto de la controvertida "Educación para la ciudadanía".
Hace dos años, durante la campaña electoral,
Mariano Rajoy se comprometió a suprimir la mencionada asignatura. Anteayer,
María Dolores de Cospedal, al anunciar las condiciones del PP para llegar a un pacto con los socialistas sobre futuros planes educativos no incluyó la retirada de la mencionada asignatura.
Tengo para mí que si buscamos las raíces de la actual línea pragmática de Rajoy habría que escarbar en su cercanía personal y política con
Alberto Ruiz Gallardón. Sabido es que el alcalde de Madrid es un político que si bien suscita el rechazo del ala más derechista de su partido, es, con mucho, el dirigente popular que más aceptación tiene entre los electores. Votantes socialistas incluidos.
Tras la devaluación política de
Francisco Camps -el "caso Gürtel" ha laminado su influencia en Génova- a la par que
Núñez Feijoo y
Javier Arenas,
Ruiz Gallardón es, quien está de pie y más cerca de Mariano Rajoy. Y su huella aparece, ya digo, en el giro estratégico que está imprimiendo Mariano Rajoy a la política del PP; un giro impregnado de pragmatismo centrista que al hilo de lo que pronostican las encuestas apunta ya, sin disimulo, hacia La Moncloa.