Tras un aparente desboque, el Presidente de la República con una sola frase destruyó el proyecto Yasuní, por que aparentaba aceptarlo solo por evitar las fisuras internas en su partido. Pero paralelamente dio rienda suelta a la antítesis, a otro elefante blanco, conocido como la refinería del Aromo, demagógicamente llamada también Eloy Alfaro.
Allí concentró todo el esfuerzo, compraron alegremente hasta terrenos renunciando al derecho de expropiar y se desgañita buscando financiamiento y su viabilidad requiere precisamente del petróleo del ITT.
No buscó el Ecuador como estado el apoyo de los organismos internacionales tales como la ONU, OEA, Comunidad Andina, Unasur, ni siquiera de la impresentable Alba y ante la Cumbre del Medio Ambiente debía el Presidente presentar el proyecto. Pese a todo esto, es indiscutible que tuvo que valerse de falsedades para desarmar los razonables éxitos que había conseguido la Comisión.
El otro aparente exabrupto es que en junio iniciará la explotación petrolera. Es un acto de ignorancia o de una dictadura abierta, porque sus abogados debieron decirle que si respeta la Constitución, la explotación requiere de una autorización de la Asamblea Nacional y/o un plebiscito.
Estando el país absolutamente dividido, todos debemos exigir una consulta popular para determine si se requiere más dinero para el despilfarro en los elefantes blancos o un profundo cambio de modelo de desarrollo protegiendo la zona más rica en biodiversidad del planeta. La juventud tiene derecho a escoger su futuro.
Si (
No(
