Vuelve a su trabajo la Asamblea Nacional con un plato fuerte por tratar, quizás el más controvertido, pero de pareja importancia a otros que también están pendientes. El proyecto de Ley de Comunicación, que trajo acuerdos y fuerte controversia al cierre de 2009, estará de nuevo ante los legisladores. Pero también deberán abordar en las próximas semanas los de Educación Superior, el de reformas a la Ley de Educación General, el de la Ley de Cultos y un poco más allá, pero no menos importante, el de la Ley de Cultura.
Todos estos proyectos son clave para el diseño de la sociedad a la que aspiramos todos los ecuatorianos, pues tienen que ver con el pensamiento, la religión, la libertad de opinión, de información y de expresión, y la formación de nuestros hijos desde pequeños hasta la mayoría de edad. Son proyectos que establecerán los límites de participación del Estado y las facultades que por ley se le conferirán en estas áreas fundamentales.
Por tanto, el trabajo parlamentario que está por delante debe seguirse con particular interés, paso a paso, y la opinión pública, por las vías que encuentre factibles, tiene que tomar nota de lo que se plasma en cada punto del articulado de estas leyes en ciernes. No es algo que concierna sólo a las universidades, la Casa de la Cultura, los medios de comunicación, las iglesias o las escuelas y colegios fiscales y particulares.
Ese paquete de leyes nos toca a todos y cada uno de los ecuatorianos, sin excepción. Se trata de un paquete de leyes estratégico que sin duda alguna puede afirmar la libertad democrática o enterrarla.
Si (
No(
