Vino
Rubalcaba y nos dijo, ante un
Ares satisfecho por la escenificación que ETA prepara o un atentado o un secuestro y que mucho ojo. Lo malo es que esto no se lo había dicho previamente a los suyos ni Ares a la Ertzantza.
Esto me recuerda a un ginecólogo que había en Bilbao mucho antes de que se supiera con antelación el sexo de la criatura por nacer. “Va a ser niño”, le decía el susodicho médico a la madre embarazada y en la historia médica ponía niña. Si la criatura era niño, la madre solo tenía alabanzas para el ojo clínico de su médico, pero si era niña, se lo reclamaba. Y entonces el astuto ginecólogo le enseñaba la historia médica donde ponía niña y le decía que le había dicho niña. Siempre acertaba.
Lo mismo que la extraña pareja, Rubalcaba-Ares. Si hay atentado o secuestro pues ya lo dijimos. Si no lo hay, ha sido gracias a que se asustaron por nuestro anuncio y nuestra acción policial. Todo redondo.
Lógicamente el PNV denunció el juego, pero al parecer eso no gusta. A
lberto Ayala describía así nuestra obligada acción de oposición: “Establecer la agenda. Definir los debates. Controlar los tiempos. En torno a estos conceptos giran las estrategias de los partidos. Y aunque de momento nadie puede darse por ganador de ninguna guerra, el PNV parece decidido a intentar vencer en esas batallas diarias. ¿Objetivo?. Endulzar un paladar huérfano del caramelo del poder y, sobre todo, achicar espacios de juego al nuevo Ejecutivo socialista de Patxi López”.
Todo un piropo. ¿No es esa la labor seria de un partido que habiendo ganado las elecciones está ahora en la oposición?