“El Cid” toreó con capa y muleta todo lo que había que torear, mandó sobre sus dos enemigos (quizás tal vez más en su segundo, más difícil al menos en apariencia que el primero) todo lo que tenía que mandar, templó a veces casi como si estuviera en el salón de su casa en lugar de sobre el albero maestrante, y todo ello le llevó a adjudicarse las dos orejas de su primer ¿enemigo?, al que merecidamente se le dio la vuelta al ruedo, y una del otro, pese a que la espada, siendo muy certera, no anduvo excesivamente bien colocada en ninguno de los dos casos.
Cuatro “Puertas” ya atesora en su currículo Manuel Jesús, que en la inauguración de la temporada, el Domingo de Resurrección, se había llevado ya una oreja en las espuertas. Y como es tan taurino aquello de “no hay quinto malo”, son muchos los aficionados que sueñan con ver salir por quinta vez por la del Príncipe a un torero al que queda todavía una oportunidad de hacerlo, concretamente el miércoles, en la única que tenía en la Feria de Farolillos, junto a Miguel Abellán y “El Juli”, con toros de Victoriano del Río.
Sus compañeros de cartel no han tenido en esta ocasión tanta suerte como “El Cid”, al que tocó el mejor lote con diferencia, y Pepín Liria, que le puso valor y tesón incluso esperando a portagayola, tuvo que conformarse con saludar tras despachar a sus dos enemigos, el mismo premio que obtuvo Salvador Cortés en su primero mientras veía silenciado su trabajo en el último, cuando comenzaba a abrirse la Puerta del Príncipe.