En los días de Montecristi, cuando se fraguaba la Constitución vigente hoy, a los miembros del bloque de Alianza PAIS de vez en cuando iba algún enviado de Carondelet a ponerles en vereda. Muchas veces le tocó al propio presidente Correa cumplir con esta tarea de “esclarecimiento” de la conciencia de algún extraviado en los laberintos de la política oficial. Luego todos, como movidos por un resorte, aprobaban lo que se les decía que aprobaran.
El “va porque va” del propio Correa en cuanto al proyecto oficialista de Ley de Comunicación, parece que sus adláteres no lo oyeron bien o es que comienzan a pensar con cabeza propia. Tal vez ocurre que la radicalización del proceso ordenada desde Caracas y aceptada por el Ministro de la Política que asistía a la reunión de socialistas del siglo XXI, terminó por asustar a más de uno. Y que esa V Internacional a la que quieren sumarnos entusiasma a muy pocos.
Unos piden enmiendas al proyecto, otros dicen que tal vez deba ser archivado y el propio Presidente del legislativo coincide con este reclamo y añade que probablemente haya hacer otro proyecto. Mientras, el líder máximo del aliancismo anda por la vieja Europa haciendo discursos, poniendo ofrendas florales, interviniendo en foros y en la Cumbre Iberoamericana, además de visitar otra vez a su familia política.
Claro, puede suceder que Correa mande a callar a los tímidos disidentes e imponer su “va porque va”. Pero es imposible dejar de pensar que el proyecto de Ley de Comunicación se ha vuelto un plato demasiado indigesto para la revolución ciudadana.
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