La cumbre concluye con un comunicado de la Presidencia portuguesa que condena el golpe de estado, considera la restitución del derrocado Manuel Zelaya "un paso fundamental para el retorno a la normalidad constitucional" y promueve la búsqueda de una solución que permita la apertura de "un diálogo nacional hondureño".
Las grandes diferencias que mantienen los países iberoamericanos sobre el reconocimiento de la legitimidad de las elecciones celebradas en Honduras el domingo impidió una declaración conjunta.
Antes de clausurar la cumbre se celebró una ceremonia en la que Portugal trasmitió la presidencia iberoamericana a Argentina, país en el que se celebrará el próximo año este encuentro al más alto nivel.