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El timo de la estampita

El timo de la estampita

miércoles 25 de noviembre de 2009, 13:46h
Hacer comulgar con ruedas de molino a los ciudadanos de este país, y más con la que está cayendo, es lo más parecido al timo de la estampita. Es lo que están haciendo algunas cajas intentando hacer creer a la población que se "están fusionando", en lo que se ha dado en llamar SIP, Sistema Institucional de Protección, o también "fusión virtual". La pionera de este quiero y no puedo fue la CAN, la Caja de Ahorros de Navarra, con Caja Canarias.

   En el caso navarro es lógico. La CAN es el ejemplo más paradigmático de la intervención del poder político en las cajas. El presidente es Miguel Sanz, que a su vez es el presidente de la Comunidad Foral. Está claro que allí les interesa "lavar la cara". ¿Por qué?

   Pues, simplemente por una razón. El Banco de España ha tocado a rebato y ha advertido, en uno de los pocos ejercicios de autoridad que se recuerda a Miguel Ángel Fernández Ordóñez, - que tiempos aquellos los de Mariano Rubio, Luis Ángel Rojo,  o Jaime Caruana en los que los banqueros temblaban cada vez que estos les llamaban a capítulo-,  a las cajas de que o se reestructuran, se fusionan, o serán intervenidas por falta de solvencia.

   Dicho y hecho. A los líderes políticos y económicos provincianos no les interesa perder la fuente que les da poder: las cajas. En su cortedad de miras sólo buscan mantener ese poder aunque eso cueste la ruina a los ahorradores de las comunidades, provincias o localidades dónde mandan. De ahí que se hayan inventado las "fusiones virtuales". Contentan al Banco de España y siguen en el machito para financiar proyectos absurdos e inútiles, propios de los inventos del profesor Tornasol, lavan su imagen y, de paso, si caen ayuditas procedentes del FROB, fondo creado no sólo para rescatar entidades en apuros, sino también para fusiones y reestructuraciones,  pues mejor que mejor, que no andan los tiempos para desperdiciar oportunidades de pillar.

  Las "fusiones virtuales" no sirven para nada. Son simples acuerdos estratégicos que permitirán a las cajas firmantes de acuerdos en esa materia mantener posturas comunes en el accionariado de  empresas en las que coincidan en participar. Todo lo más, hacer el ridículo instalando una oficina en Madrid, - mas gastos suntuarios-, para que vean " los de la capital" lo chulos que son por ahí a la hora de hacer las cosas.

  Hace bien Núñez Feijoo, presidente de la Xunta de Galicia, en dejar bien claro a los gestores de Caixa Galicia y Caixanova que no van a aceptar ningún tipo de componendas en este sentido. Y las cajas gallegas no están para muchas fiestas. O sea, que si quieren ayudas públicas tendrán que olvidar viejas rivalidades y sentarse a negociar una fusión en toda regla. Lo demás, será volver a poner de moda el "timo de la estampita".
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