Apuntes desde la Sala. Palabra de víctima
martes 17 de abril de 2007, 20:29h
Hasta ahora han guardado silencio. Si acaso alguna declaración suelta al principio, cuando empezó el juicio. Pero ya ni eso. Muchos hasta han desistido de acercarse a la Casa de Campo por que les resulta insufrible revivir tan terribles acontecimientos. Es hasta posible que a veces se hayan preguntado si realmente la vista iba con ellos, tan centrada en ocasiones en teorías conspiratorias, en resquicios inidentificables de la presencia de ETA o en maniobras políticas de abogados y de testigos de partido. Pero esta tarde se ha acabado la distracción y se ha hecho el silencio más respetuoso que jamás se ha escuchado en la Sala y en la pecera. Hablaban algunas víctimas ante el Tribunal y fue como si a los reos, a los fiscales, a los abogados, al público y a los periodistas se nos congelara el gesto ante el testimonio directo de tanto dolor. Es el momento en que no sabes que hacer con ninguno de tus músculos. Hablaba el padre de Daniel y también la madre de Jorge y viuda de Francisco Javier. Sus apellidos están grabados en el vestíbulo del interior del monumento a las víctimas del 11M de Atocha, del que día tras día salen muchos visitantes con las lágrimas en los ojos. Los dos han hablado a pocos metros del presidente Gómez Bermúdez para pedir justicia y responsabilidades políticas. Ha sido especialmente duro el padre de Daniel, que apareció con valentía por primera vez en escena. Ha pedido con energía responsabilidades a José María Aznar. Su ex mujer, Pilar Manjón, es de las que han hecho ley de vida de la defensa de su causa familiar por la verdad. Ha hablado también el hermano de Laura, una muchacha de 29 años en estado vegetativo desde aquel día maldito en el que las bombas la pararon en su viaje al trabajo desde Parla. Se ha expresado con firmeza, contando el drama de una familia que se siente desasistida, en torno a una cama en la que no existe ya esperanza, las 24 horas del día. Ha expresado con frialdad su rabia porque un periódico le ha robado la intimidad del drama familiar para convertirla en scoop informativo.
Han sido apenas dos horas de testimonios del dolor en el que no han faltado historias en primera persona, solo unas pocas de las 1.824 historias personales marcadas de por vida por el horror y las heridas en el 11M. Antonio ha relatado que cuando pudo salir del vagón que reventó en la calle Téllez contempló aturdido “un baile de sonámbulos”, hombres y mujeres deambulando malheridos en una nube de polvo sin saber a dónde ir. Ha perdido el oído derecho, sufrió hemiplejia, tuvo tres infartos cerebrales, le han reconstruido el tímpano izquierdo... A Jesús, viajero en el tren de El Pozo, la explosión le partió un omóplato y tres años después tiene todavía metralla metida en el cuerpo... Pero también hubo hueco para la esperanza porque hasta en las tragedias hay quien tiene suerte: “hemos vuelto a nacer”. Francisco Javier ha recordado hoy para todos la frase que dijo a las 8,05 de la mañana de 11M en un anden de la estación de El Pozo. Acababa de encontrar a su mujer después de 20 minutos de angustiosa búsqueda, acompañado de su hija de 16 años, entre cadáveres y personas heridas que reclamaban la asistencia de unos enfermeros que no llegaban. María sangraba por un oído, tenía la cara negra y el pelo quemado, pero ¡estaba viva! Su dolor, sus quejas, su rabia están desde hoy en el Acta del juicio. Quieren cadena perpetua para los asesinos Y de repente, entre el silencio respetuoso y la inmovilidad absoluta de todos los asistentes al juicio ha vuelto la Causa a sus orígenes. Se juzga a 29 personas por la muerte de 192 personas y las heridas de otras 1.824, familiares de ciudadanos como los que hoy hemos escuchar en la Casa de Campo porque hoy les ha traído hasta aquí la letrada de la Asociación 11M Afectados por el terrorismo. Para darles lo que necesitan solo valen pruebas, testimonios, investigaciones certeras. Todo lo demás solo sirve para llenar periódicos, dar pábulo a millones de comentarios, hacer editoriales, enarbolar banderas políticas...Nada frente a tanto dolor y tan inmensa necesidad de justicia.