El aumento del desempleo que, de acuerdo con los datos del Inec pasó de un trimestre a otro del 8,3% al 9,1% en septiembre, indujo al Gobierno a anunciar un plan de inversión de más de $2 000 millones, para lo cual anunció la decisión de repatriar la reserva monetaria.
En un trimestre se perdieron 8 000 puestos de trabajo y, en relación con septiembre del año pasado, lapso en que el aumento del desempleo fue de dos puntos porcentuales, se perdieron 218 mil. Resulta tanto más grave el incremento del desempleo cuanto en el año el número de población económicamente activa no creció, sino que se redujo en más de 100 mil.
La inversión en obra pública es sin duda una importante fuente de generación de empleo. No obstante, no es suficiente, primero porque suele ser de ejecución lenta; además, se halla subordinada a la volátil disponibilidad de recursos. Por ello, es esencial que el Gobierno genere, al mismo tiempo, un ambiente de confianza que incentive la inversión y los emprendimientos privados. Las certezas y estabilidad en el horizonte político, económico y jurídico son condiciones esenciales para crear ese ambiente de confianza. Por desgracia, el Gobierno ha ido en la dirección opuesta.
Gobiernos socialistas como los de Lula da Silva, en Brasil, o Michel Bachelet, en Chile, han mostrado que es posible conciliar el desarrollo social con orden institucional y crecimiento económico. En Uruguay, José Mujica, ex guerrillero y seguro sucesor de Tabaré Vázquez, ha reiterado que su país necesita y alienta la inversión extranjera y se declara admirador de la forma de gobernar de Lula da Silva, con negociación y diálogo. Estos son ejemplos significativos de gobiernos que generan confianza.
En el caso del Ecuador, cuando se agoten los más de $2 000 millones de inversión pública, sin promover la inversión privada, ¿de dónde saldrán los recursos para un nuevo paquete de reactivación económica?