Que el Gobierno ecuatoriano acostumbra seguir los pasos de su par venezolano, resulta evidente. La receta de Hugo Chávez de impulsar una Constitución a su medida, concentrar los distintos poderes del Estado, fomentar reformas para perpetuarse en el poder, tratar de silenciar a la prensa, atizar la lucha de clases y resaltar las supuestas bondades de su régimen a través de una campaña publicitaria atosigante, ha sido copiada prácticamente al pie de la letra.
También en el ámbito económico hemos visto “coincidencias”:
Chávez estableció controles de precios para tratar de frenar la inflación desatada por su propio manejo de la economía y, poco tiempo después, Correa hizo lo propio (obviamente, estas medidas no funcionaron en ninguno de los dos países); Venezuela reforzó sus vínculos comerciales con Irán y así mismo lo hizo Ecuador (sin que, hasta ahora, hayamos visto los beneficios de ese acercamiento); Chávez, en su afán por convertirse en el principal líder regional, creó la ALBA e impulsó el nacimiento del Banco del Sur y, cómo no, Ecuador pasó a formar parte de ambos.
Considerando la notoria influencia que el Presidente venezolano parece ejercer sobre nuestras autoridades, ya era hora de que hiciera algo que mereciera ser imitado. Chávez ha anunciado que para el presupuesto del año 2010 se considerará un precio referencial del petróleo de 40 dólares por barril. “Aun cuando el promedio del precio del petróleo del 2009 está en 52,62; y en los últimos tres meses ha estado sobre 60, debemos ser prudentes en los cálculos”, dijo.
El mes pasado, la ministra de Finanzas de Ecuador, María Elsa Viteri, anunció que la pro forma presupuestaria para el próximo año se basará en un precio del crudo de 61 dólares por barril. Si algún analista económico criticaba lo riesgoso de ese supuesto, el Gobierno seguramente lo tachaba de “neoliberal”, pero ahora que el compañero Hugo Chávez ha dicho que es mejor ser prudente, probablemente nuestras autoridades también lo crean así. Esperemos que justo ahora, no quieran darse de soberanas.
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