Cuando Correa se posesionó, negándose –por primera vez en la historia del Ecuador- a jurar la Constitución, comencé a perder mi capacidad de asombro. Sólo acudió a mi memoria el 10 de diciembre de 2007, en que Cristina Kirchner decía en el acto de su posesión presidencial: “Vengo esta tarde a dar cumplimiento al Art. 93 de la Constitución...”, disposición que le exige prestar el juramento de rigor.
Cuando sucedió el holocausto jurídico de Montecristi que nos dio una democracia ficticia en la que el 40 % de los electores le gana a la mayoría del 60 %, en la que se le concedió derechos a la naturaleza (objeto de un deber de protección social) y en la que casi se consagra el derecho al placer sexual, mi capacidad de asombro había desaparecido.
Y cuando el ex Tribunal Constitucional se “abalanzó” sobre las competencias de la Corte Constitucional, sólo para que sus magistrados pudiesen mantenerse en sus cargos, la Corte Suprema –ahora nacional- fue integrada en forma violatoria de la Constitución.
Se instaló el Congresillo, pese a que había terminado el plazo de duración de la Asamblea Constituyente. El Consejo Nacional electoral reformó la Ley de Elecciones, pese a que el Art. 117 de la Constitución prohíbe hacer reformas electorales un año antes de las mismas, y la Asamblea se limpió las narices con el plazo de 360 días para aprobar las leyes.
Así concluí que en el Ecuador el derecho es una mera referencia de carácter intelectual para unos pocos trasnochados. Y que el realismo mágico se queda corto frente a nuestra cotidiana realidad. Sólo “se ha incumplido un plazo”, declaraba el Presidente de la Legislatura.
Pero hay un acontecimiento futuro que me tiene sobre ascuas, y es la reelección presidencial. La reforma constitucional de Montecristi la permite por una sola vez, que ya se dio, pues Correa ha ganado dos elecciones presidenciales. Sin embargo, el pícaro “régimen de transición” de Montecristi dice que la primera no cuenta. ¿Habrá perdido el pueblo del Ecuador su capacidad de asombro a tal punto que le permita reelegirse por tercera vez?
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