En su sitio de Internet, el SRI explica que los impuestos “son las contribuciones obligatorias establecidas en la Ley, que deben pagar las personas naturales y las sociedades que se encuentran en las condiciones previstas por la misma. Los impuestos son el precio de vivir en una sociedad civilizada.” A la pregunta ¿para qué sirven los impuestos?, el SRI responde: “Los impuestos sirven para financiar los servicios y obras de carácter general que debe proporcionar el Estado a la sociedad.
Destacan los servicios de educación, salud, seguridad y justicia, y en infraestructura, lo relativo a la vialidad y la infraestructura comunal.” Ambas definiciones suenan muy lógicas: los ciudadanos y las empresas debemos pagar impuestos para financiar las actividades que están a cargo del Estado. Lástima que el propio director del SRI, Carlos Marx Carrasco, parezca no haberlas leído.
Debe ser por eso que este funcionario se empeña en utilizar los impuestos para propósitos distintos a aquellos para los cuales han sido concebidos.
Para justificar el incremento del ICE a cigarrillos y bebidas alcohólicas que se contempla en el proyecto de reforma tributaria, Carrasco ha dicho que se trata de una “medida de salud pública”. Es decir, subiendo los impuestos se pretende reducir el consumo de alcohol y tabaco.
Este funcionario, a quien nadie ha encargado combatir los vicios de nuestra sociedad, parece no haber tomado en cuenta que un incremento impositivo tan elevado como el que se propone incentivará el contrabando de los productos afectados y, en el caso de las bebidas alcohólicas, provocará que la población más pobre consuma bebidas destiladas de manera poco segura. De modo que ni se mejoraría la recaudación ni se protegería la salud de la gente.
Errores así ocurren cuando un funcionario asume tareas que no le competen. Sería bueno, por tanto, que Carrasco se enfoque en lo suyo y se preocupe por mejorar la recaudación de impuestos enfrentando la evasión. Pero para colmo, ninguno de los puntos incluidos en el proyecto va en esa dirección.
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