El Rayo Vallecano se anota tres puntos

El Rayo consiguió la victoria ante el Real Unión gracias a dos zapazos de Rubén Castro y Aganzo en la segunda mitad. El conjunto local tenía sed de puntos y comenzó fuerte el encuentro. Se hizo con el control del balón y se volcó sobre la portería de Jauregui en busca de un gol rápido que le colocara delante en el marcador.

Dispuso de ocasiones desde el principio, pero su falta de acierto y un árbitro asistente que levantaba el banderín cada vez que tenía alguna duda en el fuera de juego le impidieron adelantarse.

Enfrente estaba un Real Unión de Irún, que en su vuelta a Segunda División, y a Vallecas cincuenta años después en encuentro de Liga, quería sacor algo positivo. Era dominado pero también tenía peligro, y a la mínima que tenía oportunidad lanzaba a puerta. Así, Goikoetxea congeló el estadio en dos ocasiones en la primera parte.

El comienzo del segundo tiempo fue un calco del primero, aunque con Pacheco en el lugar de Piti. El Rayo tenía el balón y el Real Unión estaba preparado para buscar la contra. Pero en el minuto 53 uno de los más bajitos que había sobre el campo, Rubén Castro remató de cabeza el centro de una falta puesta por Jofre desde la izquierda al segundo palo. No había nadie para tapar.

Los visitantes no tenían nada que perder, y salieron del área, esto provocó mayor presión sobre la medular y la defensa local, y varios sustos a la afición. Pero no consiguieron terminar con éxitos los ataques.

Volvió Aganzo
Mientras, el carrusel de cambios ya había comenzado, y entre los que tuvieron la suerte de pisar el césped estaba David Aganzo, que debutaba esta temporada después de muchos problemas físicos.

Y qué mejor manera de debutar que con un gol, similar al primero pero en jugada, aunque en esta ocasión era Pacheco el que la colgaba desde la banda izquierda y Aganzo el que lanzaba a puerta con su derecha. Sólo habían pasado seis minutos desde su ingreso.

Faltaban pocos minutos para el final y los visitantes, después de un más que digno encuentro bajaron los brazos, lo que pudo suponerles salir goleados, pero el marcador ya no se movería más.