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Besos a Blanco, patadas a Zapatero y poco más

martes 15 de septiembre de 2009, 16:54h
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, abrió el curso político en la región ofreciendo un curioso discurso de poco más de hora y media, ante los diputados del Parlamento regional de Vallecas y un buen número de representantes sindicales, empresariales y de los ayuntamientos madrileños.

Aprovechó su participación en la primera jornada del Debate sobre el Estado de la Comunidad de Madrid para hacer balance de lo hecho hasta la fecha, arremeter contra el presidente del Gobierno de España, José Luis Rodríguez Zapatero, al que hizo responsable de todos los males habidos y por haber, mostrar su alegría por la llegada de José Blanco al Ministerio de Fomento y dejar caer algunas medidas como la puesta en marcha de una nueva ley para investir de autoridad a los maestros o nuevas deducciones fiscales por la compra de material escolar.

Estas últimas propuestas ya fueron filtradas el día anterior a los medios de comunicación  con la sana intención de hacer creer que era necesario prestar atención a su intervención porque traería un cesto lleno de huevos en forma de medidas contra el paro, la crisis y demás problemas que sufren los madrileños. En verdad, la cesta tenía un solo huevo, el preparado para ser lanzado contra Zapatero, al que dedicó los primeros veinte minutos de su discurso, leído sin mucha gracia gracias a un telepronter colocado a la altura de sus ojos.

El mandatario español es, a su juicio, culpable de que el paro crezca sin parar, que la economía no crezca con la suficiente energía como para posibilitar la creación de nuevos puestos de trabajo, de la pérdida de cotizantes de la Seguridad Social, y, además, un irresponsable por querer subir los impuestos sin darse cuenta de que la deuda del Estado ahogará a las generaciones futuras.

Datos y más datos para corroborar su tesis sobre la maldad de Zapatero, quien tuvo a bien, en su día, colocar de ministro de Fomento a José Blanco para agradar a Aguirre, quien no ahorró elogios al que antes era Pepiño a secas. Blanco es ahora, según Aguirre, una bendición para la Comunidad de Madrid, que, tras la salida de Magdalena Alvarez, antecesora de Blanco, participará en la planificación de Cercanías.

Nada de nada, de cara al futuro. Todo su discurso, una copia ordenada de lo dicho en otras muchas ocasiones. Ya sabíamos que le van las bajadas de impuestos, que ha hecho hospitales y centros de salud, que  hay un montón de centros bilingües de enseñanza, que hace tiempo redujo el número de consejerías y congeló el sueldo de sus altos cargos. De sus políticas para combatir el paro, nada de nada; de las demandas de las familias que han pedido becas de comedor y ayudas para la compra de libros de texto y sólo han recibido un sms de la Consejería de Educación, nada de nada; de las soluciones que se aplicarán a la Cañada Real, nada  de nada; del futuro del Parque Empresarial Carpetana, nada de nada.

Demasiados silencios en asuntos importantes y ningún anuncio estrella para llenar las páginas de los medios de comunicación de día después. La crisis ha impedido que su cesta de  huevos estuviese repleta de propuestas y es la culpable de que sólo tuviese besos para Blanco y patadas para Zapatero.
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