Precisamente, estos días los medios norteamericanos comentaban que la organización terrorista que impulsó
Bin Laden y que atentó contra las Torres Gemelas y el Pentágono en esa fatídica fecha está prácticamente reducida a una pequeña organización que, aunque puede seguir haciendo daño, nada tiene que ver con la de entonces.
Además, existe una creciente desidia que crece cada año que pasa frente a esta conmemoración tan trágica. Pese a que nunca se ha terminado de abandonar el espíritu del 11-S, la población norteamericana va olvidando y por eso las distintas administraciones norteamericanas 'contraatacan' organizando multitud de actos con el fin de mantener el recuerdo y, seguramente, lo que eso le garantiza de cara a ejercer política exterior.
Un ejemplo es que el presidente
Barack Obama prolongó el estado de emergencia nacional contra el terrorismo con motivo del atentado del que este viernes se cumplen 8 años por "la continua amenaza de ataques" contra el país.
"Dado que la amenaza terrorista sigue vigente, el Gobierno y las autoridades hemos decidido que el estado de emergencia debe continuar más allá del 14 de septiembre de este año", declaró el inquilino de la Casa Blanca en un comunicado.
El museo del 11-S se hace con más de 500 horas de imágenes
Otro ejemplo más. Los responsables del futuro Museo Nacional del 11-S en Nueva York, que homenajeará a las víctimas se han hecho con los derechos de más de 500 horas de imágenes de la caída de las Torres Gemelas grabadas por cineastas y videoaficionados.
En esas imágenes se pueden ver extractos de los impactos de los aviones en las Torres Gemelas, la caída de las mismas y también las labores de rescate que llevaron a cabo las autoridades y los voluntarios, pero sobre todo se ve y se oye el pavor y la estupefacción con que vivieron aquel día millones de neoyorquinos.
El museo ha creado una página web (www.911history.org) en la que quien lo desee puede añadir vídeos, imágenes y textos en los que se plasmen sus vivencias del fatídico día de 2001 en el que en Estados Unidos perdieron la vida más de tres mil personas en los atentados de Nueva York y Washington.