Pozuelo: No pasa nada
martes 08 de septiembre de 2009, 12:54h
En este país sale caro trabajar, porque el capítulo de deducciones está lleno de cifras en nuestra nómina y a final de año todavía tendremos que dar más a Hacienda. En este país sale caro ahorrar, porque Zapatero nos quiere dar un buen mordisco a los ahorros de nuestros sudores para mantener el gasto público y a los parados, en vez de procurarles trabajo. Si embargo en este país, irse de botellón ilegal, montar una trifulca que degenera en una batalla campal, destrozar todo lo se pilla por delante, quemar contenedores, bancos, quebrar cristales, provocar a la policía con graves insultos hasta llegar al enfrentamiento físico con ellos e intentar asaltar una comisaría, sale gratis total.
Me refiero a los gravísimos incidentes en la madrugada del domingo en Pozuelo de Alarcón. Como consecuencia de ellos fueron detenidas 20 personas, siete de ellas menores de edad. Pasaron en comisaría lo que quedaba de madrugada y después por el juzgado para declarar. Ahí se les acabó las tribulaciones, porque la juez les puso en libertad sin fianza, a la espera de que de forma pormenorizada se les pueda imputar algún cargo. Unos reconocieron haber participado en los hechos y otros dijeron que pasaban por allí. Todos a la calle e insisto, sin fianza, porque lo que pasó en Pozuelo fue una chiquillada, una gamberrada sin importancia que no merece a los presuntos implicados pagar una cantidad mientras se les instruye un proceso.
Estamos viviendo en una sociedad donde la pérdida de valores es cada más acusada y preocupante. La mala educación de carácter general, hizo que se perdiera primero el principio de autoridad en el hogar, en la familia; después se trasladó a la calle, donde no se respeta el ornato urbano, el patrimonio, el parque o la papelera; más tarde llegó a la escuela, liquidando la autoridad del profesor, acosado y agredido psíquica y físicamente ante la indiferencia de la tutela paterna del agresor, una pérdida de respeto que llegó a los compañeros y a esos niveles de acoso que con tan desgraciada frecuencia hemos conocido.
Y la pérdida de respeto se ceba ahora en los encargados de mantener el orden, en los policías que sufren los insultos, las provocaciones, las pedradas y botellazos de jóvenes agresivos, cuyas actitudes no son corregidas después con la suficiente contundencia y quedan en libertad casi antes de que los policías agredidos hayan vuelto del centro de salud donde han sido atendidos de las heridas sufridas en esta batalla en la que las imágenes demuestran que participaron muchos y ahora resulta que no lo hizo nadie,
He podido ver en televisión declaraciones de los padres de algunos de los chavales detenidos. Todos exculparon públicamente a sus hijos: “él no ha sido, es incapaz”, “es un chico muy formal que jamás intervendría en actos de esta naturaleza”, o, “mi hijo volvió porque se le había olvidado algo y se encontró con la refriega”, “mi chico pasaba por allí, pero no hizo nada”. Y testimonios de algunos vecinos en la misma línea: “la actuación de la policía fue desproporcionada”, “provocaron a los chicos”, “entraban bolas de goma por todas partes”. En fin, resulta que todo fue un invento de la policía, quien sabe si un simulacro de actuación en caso de guerrilla urbana, con fuego de artificio, sangre de tomate y vidrios sintéticos para dar realismo a la cosa.