Si yo les hablo de Cayo Lara, es posible que no sepan quién es. Lógico y normal. Es el coordinador general de Izquierda Unida pero, a pesar de este cargo, no lo conoce ni San Blas. Al no disponer de escaño en el Congreso (lo tiene Llamazares) su vida política se ve más mermada. No saben ustedes lo que da de sí la Cámara Baja (ríanse ustedes de la crónica rosa). El caso es que a pesar de ser el jefe, el que se lleva los titulares es Gaspar.
Pero eso era hasta hace unos días porque Cayo Lara se ha reunido con el Rey. Y tras su reunión ha dado una rueda de prensa para contar con pelos y señales lo hablado con el monarca. Algo que, según una norma no escrita, no se hace: lo que se habla con don Juan Carlos se queda en privado.
Yo, ya lo saben ustedes, no soy partidaria de la monarquía en demasía, aunque, bien es verdad, que acepto lo que la mayoría quiera, y la mayoría optó por este sistema hace años. Además, no creo que sea de especial relevancia en estos momentos que nos metamos en dichos berenjenales. En este país quieren la república muchos de la extrema izquierda y muchos de la extrema derecha (en algo se tenían que poner de acuerdo) aunque por diferentes motivos, claro está. Así que Cayo Lara despachó el otro día con el rey y se presentó de la siguiente guisa: sin corbata (hasta los fotógrafos tienen que llevarla en presencia de los monarcas), con un pin de la bandera de la república y con una carpeta dónde te animan a que te unas a la izquierda. Por esto último no digo nada porque el marketing hay que saber aprovecharlo, y ya que te van a fotografiar (porque estarás al lado del rey) dale caña al lema. Pero, hombre, ¿ir con el pin de la bandera republicana? No es de recibo. En primer lugar porque no es la bandera oficial y eso es un insulto claro al jefe del Estado, en segundo lugar porque Cayo Lara, te voy a decir una cosa; eres un representante político del Estado Español, percibes un salario que apoquinan los contribuyentes y la bandera que representa ese Estado para el que trabajas es roja, amarilla y roja. La que lleva el color malva, si lo deseas, la pones de mantel para hacerte un picnic en tu casa. Libertad de expresión, sí, pero insultos a los símbolos del Estado, no. ¿Cómo reaccionaría la izquierda de este país si alguien se presentase ante el rey con un pin con la bandera del franquismo (ya saben la del águila, tan preconstitucional como la otra)? ¿Se lo imaginan?
Bueno, y ya la guinda que adorna el pastel; salir todo ufano dando detalles de lo hablado con el Rey y, por si no hubiera sido poco, convocar una rueda de prensa para contarlo mejor. Amos hombre, que parece usted Dominguín tras su encuentro con Ava Gardner. Por supuesto no me escandalizo con la propuesta que le hizo al rey de cómo IU llevaría al país a la III República. Cada uno barre para su casa, pero ojo, hay maneras y maneras
Aunque no te guste nadita la monarquía, Cayo Lara, ya tienes un motivo para agradecer su existencia: te han sacado del más absoluto anonimato.
Si (
No(
