Katrika

A Katrika, la mujer malasia que se tomó unas cañas en un bar, le van a zurrar la badana cuando termine el Ramadán. La autoridad religiosa del país ha decidido que ahora no es momento en vista de que atravesamos un periodo de santidad; por lo demás, asegura el guardián de la Ley Islámica que tampoco va a ser para tanto, al fin y al cabo a Katrika le van a arrear con un látigo de ratán ligero y más pequeño que el que se utiliza para los hombres que empinan el codo y otras prácticas pecaminosas. O sea, que le va a doler lo justo, que en esto de los castigos la justicia ha de ser muy medida y prudente. Además, antes de darle, la someterán a un exámen médico no vaya a ser que haya complicaciones. Un detalle.

Para redondear, resulta que la muchacha y su padre quieren que el castigo sea público pues, conscientes de la horrible falta y de que la azotáina tiene fines pedagógicos, prefieren que se entere todo Alá. O eso es lo que cuenta la prensa occidental que, además, menciona con insistencia la condición de modelo y madre de Katrika, lo cual que siendo detalles irrelevantes para el caso, el relato periodístico cobra más dramatismo y hasta algo de morbo.
En Malasia, la letra con sangre entra. Y la birra si te pillan.

    El precepto infligido está recogido y debidamente tasado en la legislación malasia y es una transposición de la Ley Islámica, o sea, la Sharia que no es otra cosa que una especie de código de conducta moral inspirado en el Corán entre otros textos. La no observancia estricta de la Sharia –si así se establece en las leyes- da lugar a castigos como el que se va a aplicar a Katrika, o el que se aplica a los adúlteros (sobre todo si son mujeres), o a los homosexuales (hombres, claro, porque la homosexualidad femenina ni se concibe). O sea, que esto ni siquiera es asunto de revelación divina, sino más bien cosa de clérigos, ni es igual para todos los musulmanes. Conviene no confundirse.
Así es que como las leyes son cosa mundana y Malasia es un país turístico al que no le viene nada bien un escándalo internacional, me parece que después de todo este lío a Katrika le van a dejar en paz sus pobres nalgas. Si es así, bendita hipocresía.