Las remesas de dinero que los ecuatorianos envían desde el exterior a sus familias en el país cayeron en un 19,7% entre abril y junio de este año en relación con ese mismo trimestre de 2008, según cifras del Banco Central del Ecuador. Ecuador recibió unos $609,7 millones de dólares en remesas durante ese lapso frente a $759,6 millones de 2008.
La reducción de las remesas es un fenómeno que afecta a toda América Latina. Estudios del BID prevén que este año caerán en un 11% en promedio en la región: los $62 mil millones que ingresarán por este rubro retrotraen a las remesas a los niveles que alcanzaron en 2006.
La recesión económica en los países industrializados ha provocado la contracción del empleo que afecta a los inmigrantes latinoamericanos, sobre todo en áreas como la construcción, en la que sintió primero y con más fuerza el golpe de la crisis. Las remesas se han convertido en el país, después del petróleo, en una de las fuentes principales de ingresos para la economía. Su caída incide en la reducción del consumo y, en consecuencia, de la producción y el empleo.
La reducción de las remesas repercute sobre los niveles de ingresos de centenares de familias que dependen en buena medida de ellas.
Las políticas económicas y salariales tienen que ser sensibles a este contexto general con menores ingresos por las remesa y la reducción de las exportaciones, y un crecimiento más lento o inclusive la posibilidad de decrecimiento de la economía.
Al mismo tiempo se evidencia la necesidad de que el Gobierno dé incentivos a la inversión y la reactivación productiva.
La inestabilidad política y jurídica, por una larga etapa de sucesivas elecciones y elaboración de la nueva Constitución y diversas leyes que aún están por aprobarse, no han ofrecido el ambiente más propicio para incentivar la inversión, reactivar el aparato productivo y mantener los puestos de trabajo y generar más empleo.