En su haber se lleva cerrado el modelo de financiación autonómica, que pese a la oposición de las comunidades gobernadas por el PP, ha dejado satisfecho al resto de las autonomías, especialmente a Cataluña. Con ello, - salvo sorpresas- el presidente del Gobierno se garantiza el apoyo de ERC a los Presupuestos Generales del Estado, cuya discusión y aprobación será el principal asunto con el que se encontrará a su vuelta de la isla de Lanzarote, lugar que ha elegido nuevamente para irse con su familia a descansar unos días.
Falta le va a hacer a
Zapatero cargar bien las pilas porque a su vuelta tendrá que afrontar un duro trimestre. Ya no solo por la negociación de los PGE, que según las cuentas que han echado ya en la Moncloa, no tendrá ningún problema para aprobarlos, sino porque la crisis económica, a pesar de su sempiterno optimismo, no parece que vaya a comenzar a despejarse. Con el doble de déficit del presupuestado, lo más complicado va a ser que el presidente pueda seguir repartiendo dinero y sacando la chequera para arreglarlo todo.
El primer proyecto de ley que entrará a debate en el Congreso es el de la Economía Sostenible, cuyo texto será objeto de estudio en el Consejo de Ministros que celebrará el Gobierno a mediados de agosto, fecha elegida a propósito por el líder socialista ya que quiere transmitir esta vez una imagen de laboriosidad para no ser acusado por la oposición de que están ‘desaparecidos en combate’. La preparación de la presidencia de España de la UE, prevista para el primer semestre de 2010, marcará prácticamente toda la agenda política del Gobierno.
Pero antes de que entre a debate en el Parlamento ley de Economía Sostenible, Zapatero intentará retomar el diálogo social y recomponer sus maltrechas relaciones con la patronal, a la que acusó sin miramientos de ser los culpables de haber cerrado este verano el acuerdo, así como al PP de estar detrás de la intransigencia empresarial.
El último trimestre del año va a estar centrado en el trámite parlamentario de los PGE de 2010, primero con la discusión en Comisión de todas las partidas de las cuentas de cada ministerio, y sus comparecencias respectivas, después su debate y votación en el pleno del Congreso, luego del Senado y, finalmente, su ratificación definitiva por la Cámara Baja si hubiera lugar a ello. El Gobierno está tranquilo en este sentido porque ya logró salvar el primer escollo el pasado mes de junio viendo aprobado el techo del gasto gracias a la abstención de CiU, que pese a su oposición al modelo de financiación, ha ‘salvado’ a Zapatero de varios ‘marrones’ como tener que acudir a la Cámara para debatir sobre la crisis en un pleno extraordinario que se hubiera celebrado a finales de julio.
No obstante, antes, el Congreso deberá debatir y votar la reforma de financiación autonómica cerrada ya en el Consejo de Política Fiscal y Autonómica, una vez que la vicepresidenta económica,
Elena Salgado, logre ajustar las cifras a repartir como todas las CCAA. La ley saldrá adelante gracias a apoyo de ERC, CiU y PNV, aunque puede que algo más ‘suavizada’ en lo que se refiere a que las menores de 16 puedan abortar sin la autorización o el conocimiento de padres o tutores.
La ley del aborto, el debate más polémico
En septiembre también volverá a debate otro engorroso asunto, quizás el más polémico de todos, como es la reforma de la ley de la interrupción voluntaria del embarazo, que ha logrado crear división incluso dentro del propio PSOE. El Gobierno se encontró hace unos días con el primer varapalo después de que el Consejo General del Poder Judicial no llegara a un acuerdo a la hora de votar el informe preceptivo pedido por el Ejecutivo, que, de todas formas, no era vinculante. El empate de la votación ha desembocado en la renuncia del órgano de los jueces a dar su parecer en este espinoso asunto.
El único respiro para el jefe del Ejecutivo va ser comprobar como vuelven ‘al redil’ los republicanos a los que – teóricamente- se ha ganado gracias a las concesiones que ha hecho en Cataluña, cuyas elecciones, por cierto, están a la vuelta de la esquina, como quien dice, ya que se celebran oficialmente en otoño de 2010. Eso significa que habrá un larga y tensa precampaña.
El presidente intentará por otro lado tender puentes al PNV una vez que los nacionalistas vascos también han hecho en Euskadi amagos de curar las heridas abiertas tras el pacto alcanzado entre el PSE y el PP para que gobierne
Paxti López.
Al margen de lo ya referido hay otras leyes sin fecha concreta pero a las puertas de que entren también en el Congreso, como las reformas de Ley de Extranjería que se debatirá previsiblemente en octubre; la ley de Libertad Religiosa, que acentuará la laicidad del estado pero sin tocar la ‘bicha’, es decir, la financiación de la Iglesia; y la ley Igualdad de Trato y en contra de la discriminación, uno de los compromisos adquiridos por el líder del PSOE en el que pondrá especial empeño en que vea la luz verde.
Además, Zapatero se reservará el emblemático acto que todos los años celebra en la localidad minera asturleonesa de Rodiezmo para anunciar a bombo y platillo que volverá a subir las pensiones mínimas para que se vea que cumple lo que siempre ha dicho, que su prioridad son las políticas sociales y mejorar la vida “
de los que peor lo están pasando” con la crisis económica, cuyos ‘brotes verdes’ casi nadie ve, salvo Zapatero.