La furgoneta bomba de ETA explotó junto a la casa cuartel, entre la calle Jerez y la avenida Cantabria. La explosión, que se produjo en torno a las cuatro de la madrugada y sin aviso previo, ha dejado 65 heridos leves, entre agentes y familiares, y ha causado cuantiosos daños materiales tanto en el edificio como en las casas colindantes. Unos 80 vecinos se han visto afectados y han sido realojados en instalaciones habilitadas por las autoridades. Fuentes del servicio de Sanidad de Castilla y León (Sacyl) han informado de que los afectados han sufrido fundamentalmente cortes y pequeñas heridas. Todos los heridos han sido dados ya de alta, según ha confirmado el ministro del Interior.
Sin llamada de aviso
"Los demócratas españoles sabemos que nos enfrentamos a una banda de asesinos; hoy además sabemos que son asesinos salvajes y enloquecidos, lo que les hace más peligrosos pero no más fuertes", ha indicado Rubalcaba. Esta vez no ha habido ninguna llamada previa de aviso o reivindicación, lo que según el ministro es habitual cuando el ataque va dirigido contra la Guardia Civil. Los terroristas cargaron el vehículo con unos 200 kilos de explosivos y lo aparcaron previsiblemente el martes por la tarde, a 16 metros de la fachada posterior del cuartel, según fuentes de la investigación.
La cantidad de explosivo empleado por ETA podría alcanzar los 500 kilos, según ha informado la Cadena SER. Rubalcaba no ha precisado la cantidad ni el tipo empleado, pero ha subrayado que era una bomba "de una potencia importantísima". El ministro ha asegurado que la furgoneta tenía matrícula de Burgos y que había sido falsificada en España, pero considera "probable" que pudiera tratarse de un vehículo robado en Francia. El vehículo era un modelo Mercedes Vito de color blanco. La Guardia Civil está trabajando para tratar de determinar el origen
Un gran cráter
La explosión provocó un gran cráter en el suelo y afectó a las catorce plantas de la casa cuartel, las primeras de las cuales quedaron "prácticamente destruidas", según ha informado el delegado del Gobierno en Castilla y León, Miguel Alejo. El presidente de la Junta de Castilla y León, Juan Vicente Herrera, que ha visitado el lugar del accidente junto a Alejo ha señalado que, por todos los indicios y los detalles "ETA ha visitado Burgos con intención de matar y de hacer el mayor daño posible". En el mismo sentido se ha pronunciado el vicepresidente tercero del Gobierno y ministro de Política Territorial, Manuel Chaves, quien ha asegurado que la organización terrorista buscaba "una matanza indiscriminada".
El vehículo estaba situado en la parte de atrás del cuartel, donde dormían agentes y sus familias. La fuerte explosión ha provocado graves destrozos, además de un cráter en el pavimento, de siete metros de diámetro y un metro y medio de profundidad. En declaraciones a la Cadena Ser, el delegado de la Junta de Castilla y León en Burgos, Jaime Mateu, ha señalado que ha sido "un auténtico milagro" que no se hayan registrado más daños personales, a la vista de cómo ha quedado el lugar. La carga explosiva ha sido "muy importante". De los 54 heridos que ha causado la explosión, 27 residen en la casa cuartel, de los cuales 13 son mujeres, nueve hombres y cinco niños, han informado fuentes de la Guardia Civil.
Sobre las familias desalojadas tras el atentado, el alcalde de Burgos, Juan Carlos Aparicio, ha explicado que a mediodía sólo quedaban unas 14 personas pendientes de poder volver a sus casas, de los casi 200 que han tenido que ser evacuadas por los daños.