Acompañado del canciller venezolano, Nicolás Maduro, el depuesto presidente de Honduras, Manuel Zelaya, emprendió ayer viaje desde Managua para intentar un nuevo regreso a su país, mientras crecen las voces para que las partes enfrentadas no abandonen la búsqueda de una solución pacífica a la crisis.
Al volante de un todoterreno que encabezaba una caravana de automóviles, Zelaya partió en dirección a Estelí, localidad a 149 kilómetros de Managua donde decidirá por qué punto fronterizo entrará a Honduras el día de hoy, viernes, subrayó Elisabeth Sierra, portavoz de la embajada de Honduras en Managua.
Además de Maduro, Edén Pastora, el "Comandante cero" de la revolución sandinista, y varios periodistas acompañan a Zelaya en este viaje, calificado de "apresurado" por el secretario general de la OEA y de "poco prudente" por el Gobierno de Estados Unidos.
En Honduras, los seguidores de Zelaya también comenzaron a movilizarse hacia puntos fronterizos con Nicaragua para recibirle, lo que ha llevado al establecimiento de "minuciosos registros" de los vehículos que circulan en esa dirección, dijo a Efe el dirigente campesino Rafael Alegría.
Alegría señaló que tiene información de que unas 40 personas al parecer fueron detenidas ayer en la carretera entre Tegucigalpa y el punto fronterizo de Las Manos.
Tras conocerse los planes de Zelaya, las nuevas autoridades hondureñas, en el poder desde el 28 de junio, anunciaron que el toque de queda vigente en todo el país se adelanta una hora en la frontera con Nicaragua.
Además, las Fuerzas Armadas de Honduras advirtieron de que no se responsabilizan de la seguridad de Zelaya, quien dijo que el máximo jefe militar del país, el general Romeo Vásquez, sería el culpable si él fuese asesinado a su regreso.
"No podemos responsabilizarnos por la seguridad de personas que, por fomentar la violencia generalizada en el país, están sujetos a ser atacados, inclusive por sus mismos partidarios, con el exclusivo propósito de constituirlos en mártires", señaló.