En declaraciones desde la localidad de Santander de Quilichao, sede de la asociación de autoridades paeces, Valencia señaló que las instalaciones, habían sido construidas por los militares en Tasnú, paraje del Resguardo de Tálaga, en la población de Inzá.
Tálaga, que reúne comunidades con cerca de 21 mil aborígenes, está en la zona de Tierradentro, que acoge un parque arqueológico conformado por tumbas prehispánicas subterráneas únicas en América y sorprendentes por las pinturas que las decoran.
"Además de las trincheras, encontramos campos minados tanto por el ejército como por la guerrilla, que dejamos señalizados para que los pobladores tengan precaución al transitar por esos sitios", agregó el portavoz.
El consejero dijo que los responsables de la actividad se toparon en la jornada con militares y guerrilleros. "A los militares, que no reaccionaron ante la destrucción de las trincheras, les hicimos entender que era un problema grande para nosotros, que era un riesgo, y les dijimos que se abstuvieran de levantar más instalaciones", prosiguió Valencia.
El consejero observó que en las partes más altas de la zonas, que son de páramo, los indígenas encontraron "mucha basura plástica", daños a caminos y a plantas medicinales, y "usurpación de territorios sagrados, lo que preocupa profundamente a los paeces".
La actividad la encabezó la llamada Guardia Indígena, cuerpo de seguridad de los paeces. "Fue toda una jornada de barridos espirituales y barridos territoriales", subrayó Valencia, que indicó que, en ella, los paeces también recogieron información sobre reclutamiento forzado, amenazas, enfrentamientos y presencia de "actores armados".
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