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El Plantío descubre un oasis

martes 21 de julio de 2009, 12:26h

Desde el Tee del 1 de El Plantío Golf se divisan pinos, palmeras y un lago. Es un anticipo de lo que se va a encontrar el jugador. Numerosas especies de flora y fauna colocadas por “culpa” del proyecto de golf. La partida, arriesgada y entretenida, cuenta con el aliciente de la naturaleza, algo que no ha llegado por casualidad.

 

Ningún jugador que llegue a El Plantío puede evitar darse cuenta de los numerosos premios medioambientales con los que cuenta este campo de golf alicantino. Además de ser de los primeros acreditados por la Comisión Europea en su campaña de Desarrollos Sostenibles, y ser reconocido por la Asamblea de Regiones Europeas, el año pasado recibió el Premio Madera Verde de Responsabilidad Ambiental, promovido por la Asociación para la Promoción de Actividades Socioculturales en colaboración con la Real Federación Española de Golf.

Los premios citados y algún otro ponen el énfasis en la preocupación de los responsables de este campo por la naturaleza, y no es algo que se esconde. El campo se ha plantado literalmente en un erial a las afueras de Alicante, junto a la A7. Donde no había nada, ahora se han levantado 18 hoyos plagados de todo tipo de árboles, y han llegado numerosas especies de aves.

De esta manera, el juego se ve rodeado de una ambiente especial. Con calles anchas y greenes no muy movidos, el jugador se enfrenta a un recorrido fácil de andar y con las dificultades propias de los obstáculos más naturales: árboles que delimitan las calles y lagos que en ocasiones es obligado saltar.

Una gran cantidad de hoyos han sido diseñados con dog-leg. Eso, unido a los árboles que bordean las curvas, supone afinar en las salidas para colocarse en buen lugar de cara a atacar el green. De hecho, una mala posición de salida puede ser la causa de añadir un golpe más en la tarjeta.

Desde el principio hay que pelear. El hoyo 1, un par 4 largo, avisa. Es el handicap 2 del campo. 387 metros desde amarillas con una ligera curva a la izquierda y con fuera de límites a la derecha. Y después el primer par 5, de 424 metros en cuesta arriba. Pero es el hoyo 3 el primer encuentro con el agua serio. La salida, desde un tee en alto, debe ser suave para no llegar al agua. La curva a la derecha hacia el gree deja el agua a la izquierda, aunque la principal dificultad será el green, con un ligero piano que da que pensar. Es el green más complicado del recorrido.

Con otro par 5 y dos pares 4, que discurren entre palmeras y pinos entre calles anchas, el primer par 3 no llega hasta el hoyo 7, pero es bienvenido porque ahí comienza una paréntesis de alivio. Los hoyos 7, 8 y 9 son claramente de recuperación para coger con fuerzas la segunda vuelta. El hoyo 9 es para salir con buen sabor de boca, el más fácil del recorrido con 113 metros y sin dificultad aparente.

La segunda vuelta es algo más complicada porque entra más en juego el agua. Para empezar, el handicap 3, un par 4 de 362 con agua en el segundo golpe que puede intimidar. Para los hoyos 11 y 12, pares 4 y 5, es necesario salir recto aunque el slice moderado puede valer. El 12, en cuesta arriba, se pone algo más complicado.

Los hoyos 13 y 14 son los únicos que obligan a caminar con cierto esfuerzo al ser cuesta arriba. La recompensa es ver todo el complejo. El 13 es muy atractivo. Par 4 de 244 metros desde amarillas anima a tirar a green y si no, se puede utilizar la estrategia para quedarse antes de un riachuelo y atacar bandera de segundo con un aproach. El 14 es un par 3 técnico en el que hay que afinar.

Tras un par 5 de 487 metros, los últimos tres hoyos tienen de todo. El 16 es un par 4 también corto, de 264 metros, con varios búnkers defendiendo el green. Y el 17, el handicap 1, tiene un lago para saltar de segundo golpe, y para acabar, de nuevo un par 3 sin peligro aunque de 173 metros.

Un recorrido entretenido y con ciertas notas de riesgo que se ha plantado con la intención de dejar claro que golf y naturaleza no están reñidos. Para comprobarlo ya están listos 98 apartamentos de una enorme calidad, y en construcción otros 104. Con todas las comodidades, como las piscinas de fondo marino, se añaden también los vestuarios y el restaurante de la Casa Club, lo que convierte el destino en un oasis. Su responsable, Javier Fernández, con amplia experiencia en el sector turístico, no deja de pensar en nuevas ideas para dar comodidad y servicio.  Para Fernández, "hay muchas posibilidades para dar un buen producto y estamos en ello".

Desarrollo sostenible, comodidad, descanso y golf. Son palabras mágicas que Alicante se ha tomado en serio.

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