Después de diez meses de investigación, los agentes lograron detener a trece personas e intervenir en cinco registros domiciliarios 7 kilos de
cocaína, 17 mil dólares en efectivo, una pistola detonadora y joyas valoradas en 119 mil dólares que obtenían de varios clientes como pagaré por la cocaína.
La organización, la mayor desarticulada hasta el momento, estaba compuesta por seis colombianos, cuatro españoles, un mexicano, un
chileno y un peruano. La droga procedente de América, especialmente de Colombia, era escondida por trabajadores del aeropuerto de Bogotá en los lavabos, o era facturada a nombre de los miembros de la tripulación, sin que éstos lo supieran.
Posteriormente, comunicaban por correo electrónico a la red barcelonesa dónde habían ocultado la droga y éstos la recogían aprovechando sus trabajos en puestos estratégicos, como la limpieza de aviones, la carga y descarga y la asistencia al pasaje.