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El Efecto Florentino

El Efecto Florentino

lunes 22 de junio de 2009, 17:40h
Años después de dos periodos de presidencia exitosa, Florentino Pérez regresó al Real Madrid con facilidad y sin competencia, tras un intervalo de sucesión desastrosa. Quizá si Villar Mir no hubiera sucumbido ante las marrullerías de Calderón no se habría producido ese trance de ida y vuelta. Este fenómeno en un club deportivo, no es de igual aplicación al enrevesado mundo de la política. Pero, en cierto modo, y tanto en el Partido Popular como en el Partido Socialista, la imagen de sus anteriores líderes, José María Aznar y Felipe González presenta algún paralelismo ante el ambiente turbio y la escasa confianza que rodea a sus actuales dirigentes. 

    Ni Aznar ni González permanecen en silencio, sino que sus reiteradas intervenciones públicas, con insinuaciones críticas y propuestas más atractivas que el vulgar electoralismo de sus sucesores, producen la impresión de quienes no descartan que se les tenga en cuenta, aunque tampoco parecen claramente decididos a promoverse para regenerar sus respectivos partidos. Estos no viven sus mejores tiempos y sus equipos parecen ensimismados en acusaciones recíprocas y sospechas sin depurar. El excesivo juvenilismo de la política española, ha hecho que estos ex presidentes prematuramente retirados estén tan o mas biológicamente activos que sus actuales continuadores y acumulen depósitos de autoridad y experiencia superiores. Esta realidad hace que permanezcan como puntos de permanencia positivos, como le sucedía a Florentino en los días de Calderón.

No quiere decir esto que, matemáticamente, el efecto Florentino vaya a producirse en el campo político. Pero es verdad que el papel de los expresidentes no va a menos sino a más. Basta oír las propuestas de Aznar sobre la unidad de mercado como un bien a consolidar y las de González sobre la urgencia de replantearse la cuestión energética para comprender que están perfilando temas de mayor interés y carga de futuro que los que suscita el desangelado debate parlamentario de sus limitados continuadores. También es digno de observar cómo el triunfo del Partido Popular en las elecciones europeas se debió en grado significativo a un candidato como Mayor Oreja, vinculado a un concepto mas amplio de equipo y que hizo valer su lealtad al pasado de su partido. En contra, el derrotado López Aguilar se manifestó exclusivamente identificado con un zapaterismo presente. Es decir, que el primero se benefició del efecto Florentino y el segundo se perjudicó con el puro efecto Zapatero.
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