www.diariocritico.com
La nausea

La nausea

lunes 26 de marzo de 2007, 22:50h
Los lunes no suelen ser demasiado buenos para entra en materia y ¡claro! empiezan a fallar las cosas. Que si falla el sonido, que se lían los traductores y que el presidente se ve forzado a intervenir para acallar a los presos que, desde la pecera, se quejan porque no oyen. Y entre los ajustes técnicos y la autoridad de Gómez Bermúdez se consigue acallar la minirebelión del habitáculo blindado.

Pero a lo que no se ha encontrado remedio es a la nausea. Y esta se suele aposentar de la Sala de la Casa de Campo cada vez que interviene en el desarrollo de la Vista un confidente o una persona que ha mantenido intensas conversaciones desde el mundo de la delincuencia con las Fuerzas y Cuerpos de seguridad del Estado.  Hoy le ha tocado a Francisco Javier Lavandera, informador ocasional de la Guardia Civil y de la policía en Asturias, citado como testigo por la fiscal Olga Sánchez para el asunto de la dinamita. Y como ocurrió cuando tomaron la palabra los otros dos confites oficiales del sumario 20/2004, los procesados Rafá Zuhier y José Emilio Suárez Trashorras, al Tribunal y al público en general se le plantea el problema acerca de lo que se puede creer y lo que no de su testimonio: si lo que declaran ahora, lo que dijeron al juez del Olmo, lo que le contaron a los policías durante el tiempo que les controlaron o lo que han dejado dicho en sus entrevistas periodísticas o en sus libros, porque a este Lavandera le ha dado por escribir uno con la pluma de un periodista del diario abonado al juicio paralelo.

Hoy Lavandera se ha empleado a fondo con Antonio Toro al que acusa de traficar con explosivos desde el año 2001 y de buscar desde entonces a alguien que hiciera el trabajito de conectar móviles a la dinamita para lograr un sofisticado artefacto explosivo. Casualmente el que ocasionó la masacre del 11M tres años después. Las declaraciones del informante Lavandera han provocado las carcajadas del confidente Antonio Toro desde su pecera. Toro, a su vez, ha intercambiado miradas de inteligencia con su ex cuñado Suárez Tashorras del que dijo abominar cuando declaró ante el Tribunal en los días iniciales del Juicio. Curiosamente Suárez Tashorras, quien sigue demostrando que aún le quedan uñas suficientes para seguírselas mordiendo, ha salido bien librado de esta declaración aunque su abogado defensor, supuestamente por descuido, le ha mandado un recadito: “Señor Lavandera, usted...” Y le ha tenido que cortar Gómez Bermúdez: “Señor letrado, aunque todos sabemos quien es este señor omita el nombre, que viene de testigo protegido...”

Lavandera se había distinguido en esta causa por incriminar a Toro, con quien reconoce que se ha relacionado en el mundillo del hampa asturiano, pero también por sacar a relucir a ETA en esta bronca. Lo primero lo ha mantenido, aunque habrá que discernir si le mueve el ánimo de colaborar con el Tribunal o el de ajustar cuentas. Lo de ETA ahora pasa a ser solo una fantasía. Al periódico de siempre le dijo que estaba convencido de que Toro y Trashorras le vendían dinamita a ETA. Ahora dice que nunca se lo creyó, que serían ganas de hacerse el importante de Toro, que los etarras son más serios, que ni se imagina que intentaran comprar explosivos en el puticlub de Gijón en el que trabajaba. Y de paso mil insinuaciones sobre lo que él contó todo a la Guardia Civil y a la policía en torno a los tejemanejes de los asturianos encausados por los explosivos. Y que estos no hicieron nada. Campo abonado a la inoperancia policial, presente en distintos pasajes de la trama, o quien sabe si a la teoría de la conspiración del diputado Del Burgo y del periódico de siempre, entre otros. Como suele ocurrir con estos individuos de los bajos fondos, Lavandera ha ido por ahí diciendo que “el 11M se hubiera podido evitar si me hubieran hecho caso”. Frase casi idéntica a la que pronunciara en su día el preso Rafá Zuhier. Pese a largar tanto, ¿qué tendrán que ocultar siempre estos confidentes o medioconfidentes policiales que siempre se las van dando de héroes?

DOLOR. Dicen los sicólogos que el seguimiento de la Causa está produciendo un inmenso dolor a muchas víctimas. Sin duda a ese dolor se unirá la nausea ante el espectáculo de estos individuos de los bajos fondos tejiendo y destejiendo sobre la Sala  su maraña de verdades y mentiras enteras o a medias. Esta mañana una de las víctimas que suele acudir al juicio ha precisado de la ayuda de los sanitarios que están permanentemente a su disposición en la sala del sótano, a la que nadie más que ellas puede acceder. Durante media hora estuvo arriba, en la Sala principal, vistiendo una camiseta con una caricatura de Mahoma impresa a solo dos palmos de nariz del cristal que forma el habitáculo de los presos. La caricatura dibujaba sobre la cabeza del profeta una bomba con su mecha encendida a modo de turbante. Es solo una anécdota. Y es que en este juicio largo y duro el dolor a veces parece anecdótico. Pero está a flor de piel.
¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (2)    No(0)

+
0 comentarios