En respuesta a una pregunta de la portavoz socialista en la Comisión de Exteriores de la Cámara, Fátima Aburto, durante el Pleno del Congreso, Moratinos instó a que estas dudas, que enumeró, sean analizadas en el seno de la UE y de la OTAN.
La primera, dijo, tiene que ver con la "seguridad internacional", en relación al efecto que el escudo antimisiles puede tener en la "disuasión" y "prevención real de la proliferación" armamentística.
En segundo lugar, citó la "repercusión" en las relaciones con Rusia y con los países del mundo árabe mediterráneo "en el supuesto de que el sistema se extendiese hacia el sur", pues "no parece clara su cobertura".
Por último, se refirió a las "grandes implicaciones financieras" del proyecto estadounidense, su "incidencia tecnológica", por ejemplo frente a una política industrial europea más o menos autónoma, y la forma en que se articule "dentro de la propia OTAN".
Tras admitir no contar con "información suficiente sobre las características técnicas del proyecto", explicó que por este motivo los Ministerios de Exteriores y Defensa han creado un grupo que "hoy mismo" estudiará las "consecuencias" de la propuesta estadounidense.
No obstante, subrayó la necesidad de un "debate europeo" y en la Alianza Atlántica para tomar una "posición definitiva", que deberá adoptarse "dentro de un marco multilateral y no con acciones unilaterales".