Como Ministro del Interior, Sarkozy adoptó una postura inflexible con la inmigración, política que quiere prolongar en la carrera presidencial, con sus dos famosas leyes contra la inmigración aún frescas en la memoria de los votantes.
El pasado jueves, cuando Sarkozy apareció en televisión declarando su intención de supervisar cuestiones de "inmigración e identidad nacional", las críticas no se hicieron esperar. "Ha cruzado una línea", afirmó el candidato centrista François Bayrou.
La misma opinión es compartida por la gran rival de Sarkozy, Ségolène Royal, que calificó como "vil" la propuesta, y afirmó que "los inmigrantes legales contribuyen al crecimiento económico del país".
La candidata comunista Marie-George Buffet, incluso, llegó a comparar la idea de Sarkozy con los principios del Gobierno colaboracionista de Vichy durante la 2ª Guerra Mundial, "uno de los momentos más oscuros de nuestra historia".