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Esta primavera el centro de cría en la Casa de Campo soltará por vez primera seis ejemplares

Las ardillas salen de 'Casa'

viernes 09 de marzo de 2007, 07:29h

En el corazón mismo de la Casa de Campo un puñado de ardillas rojas trata de perpetuar la especie. Algo más allá, varias cigüeñas se recuperan de algún desafortunado accidente que las impide levantar el vuelo. Unas y otras pasan el rato en los centros de cría y recuperación que el Ayuntamiento de la capital levantó hace unos años, y a los que completa un curioso expositor de divulgación de insectos. Este año, el de los roedores está de enhorabuena porque será la primera vez, desde su creación en 2003, que se suelten las seis crías que han visto nacer en cautividad.

Una de las ardillas del centro, en su jaulaCautivas, pero contentas, las cuatro parejas de ardillas rojas se buscan y flirtean, animadas por el buen tiempo de este invierno raro. Viven en el centro de cría de la Casa de Campo que la Concejalía de Medio Ambiente puso en marcha en 2003, con un par de parejas. La familia comenzó a crecer a partir del 2005 y este año se esperan con ilusión nuevos alumbramientos en este lugar, en mitad del Encinar de San Pedro de la Casa de Campo, un área protegida que se conserva como una especie de tesoro vegetal.

A ojos de uno de los biólogos que se encargan del funcionamiento de estas instalaciones, este es un centro "único", al menos en Europa, donde no se conocen lugares específicos de cría en cautividad de ardillas para su uso en zonas verdes. Raúl López muestra las grandes jaulas en las que vive cada pareja, auténticos chalés de lujo en cuyo interior crecen encinas por las que correteran estos ejemplares rojizos. Está orgulloso del éxito reproductivo: las dos primeras crías de una pareja, en 2005 y crías de las tres parejas que había en 2006. Ahora, espera que las cuatro familias que viven aquí vuelvan a dar descendencia aunque "nunca podemos saber qué va a pasar porque esto no es una ciencia exacta; trabajar con animales es lento y difícil, aunque luego tiene sus compensaciones", explica.

A escasos milímetros del objetivo de la cámara "Mordisquitos" roza la lente con sus bigotes, bajo los cuales aún se reconoce el rastro de los frutos secos que acaba de engullir. Está en su luna de miel y Raúl confía en que a finales de la primavera este macho y su pareja ya tengan prole. "No basta juntarlas -explica- se tienen que gustar. Si no ocurre, entonces sólo se socializan y conviven pero no se atraen y entonces no se reproducen, lo que ralentiza mucho el proceso", algo que reafirma su idea de que esto no es una fábrica. El equipo de Raúl ha tenido que inventar fórmulas para hacer un seguimiento más preciso del día a día de las ardillas, desde comederos-jaula hasta madrigueras con un espejo móvil en el techo que les permite espiar en su interior.

Este año la espera viene acompañada de una buena noticia y es que será la primera vez que las crías nacidas en cautividad salgan al 'mundo', a un parque madrileño todavía por determinar, explica este biólogo. Todas ellas, un poco consentidas, han de pasar por un periodo de "naturalización" antes de abandonar el 'nido', "es una adaptación al entorno en el que se desenvolverán después"  enseñándoles que el agua no siempre se encuentra a la primera, o que el alimento tampoco está a golpe de hocico, como ahora ocurre.  

Las cigüeñas
Junto al centro de cría en cautividad hay uno de recuperación de cigüeñas, donde tratan los ejemplares heridos o acogen a los desahuciados. "La mayoría de las que nos llegan acaban siendo libres, aunque a veces su recuperación es lenta".  Tras pasar una fase de cuarentena en unas jaulas de llegada, las aves se curan en la carpa de vuelo donde ejercitan sus músculos para acostumbrarlos nuevamente al aleteo. Aunque la cubre una finísima malla, simula perfectamente un ecosistema natural, con un humedal, arboles y plantas autóctonas. En una tercera fase se las deja salir a una zona donde gozan de completa libertad y pueden alzar el vuelo cuando quieren.

La tercera instalación es más divulgativa, preparada para exhibir la vida de algunos insectos. Ingeniosas instalaciones con cristal permiten conocer el ciclo biológico de xilófagos, que devoran un tronco de madera, la forma de vida de las abejas en torno a la reina en su colmena, el movimiento subterráneo de insectos excavadores como el grillotopo, el ejército de hormigas en plena  formación o los insectos de la charca, con todas las sorpresas de un espectáculo que difícilmente se puede observar de otra manera.

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