El domingo 25 de enero de 2009, más allá de las severas observaciones a la credibilidad del padrón electoral, está previsto que los bolivianos asistamos al referéndum para rechazar o aprobar el proyecto de Constitución que el MAS forzó en el Congreso en octubre de 2008, después del conflictivo proceso entre agosto de 2007 y octubre de 2008, incluidos los sucesos de La Glorieta, Oruro y Pando, con más de 20 muertos. Se prevén tres escenarios posibles para los resultados numéricos y los efectos políticos postreferéndum.
Escenario 1. Es el que llamaremos de victoria mínima o moderada del Sí. En su variante mínima, el Sí obtendría entre el 51 y 55% de apoyo electoral y el No, entre el 45 y el 49% de respaldo, y en su variante moderada el Sí tendría entre el 55 y 60% de apoyo electoral y el No, entre 45 y 40% de los votos.
Este escenario mostraría una gran erosión del enorme colchón ideológico que el MAS desplegó sobre las masas y favorecería una aplicación concertada de normas constitucionales. Favorecería un desarrollo concertado de la legislación ordinaria posterior que el MAS ya inició y sin concertación, y exigiría una gran voluntad política del oficialismo para encontrar límites a sus pretensiones. Implicaría también la consolidación de espacios de poder de la oposición que el MAS tendría que reconocer. El MAS seguiría arrastrando la ineficiencia crónica en la gestión gubernamental, cuyo promedio en 2008 es apenas del 50% de ejecución del presupuesto público. En el contexto internacional, el país viviría una coyuntura concreta de incertidumbre derivada de la crisis en la economía internacional, gestando posibilidades para redefinir fuerzas políticas en la elección de diciembre de 2009 y las prefectural-municipales de abril de 2010.
Escenario 2. Este poco probable escenario implica una victoria amplia o amplísima del Sí, por encima del 65%, mientras que el No tendría como máximo el 34% para abajo. Mostraría que aún funciona y está intacto el enorme colchón ideológico que el MAS se esmeró en propagandizar sobre las masas populares. La locomotora masista buscaría una aplicación acelerada y forzosa de las normas constitucionales con el apoyo del empuje de las masas corporativizadas y violentas. El desarrollo de la legislación específica que el MAS ya inició se aceleraría con el empeño oficialista a todo vapor. El copamiento de todos los poderes del Estado sería cuestión de semanas, aunque se mantendría y ampliaría la ineficiencia crónica en la gestión pública. La coyuntura internacional de crisis económica seguiría su marcha, aunque trataría de ser minimizada con apoyo en el colchón ideológico y financiero que el MAS seguiría sosteniendo con el presupuesto público.
Escenario 3. La victoria del No. De producirse, con cualquier porcentaje, no estaría en cuestión la permanencia del Gobierno de Evo Morales hasta el final de su mandato, pues su gestión gubernamental ha sido apoyada. La victoria del No le pondría un freno definitivo a la visión indigenista radical y violentista dentro del MAS. Por ello, la victoria del No significará que la sensatez y conciencia nacional de los bolivianos detuvieron la intención suicida de construir una nación excluyendo a vastos sectores mestizos, de clase media e indígenas que no comparten las ideas masistas. Desde la victoria del No se podría reconducir la construcción de una Bolivia y su destino: el ser una nación india, sí, pero también y en la misma magnitud, mestiza, blanca y afroboliviana, es decir, una nación sin discriminaciones que favorezcan sólo a algunos. La victoria del No significaría el triunfo de la nación plural y para todos los bolivianos.
* Sociólogo y catedrático