Los trabajos para la retirada de la estatua de Franco de la plaza del Ayuntamiento de Santander se han iniciado, según lo previsto, a primera hora de este jueves ante la mirada de una treintena de curiosos. En el lugar también se encuentran numerosos medios de comunicación así como agentes de la Policía Nacional.
En cuanto a los trabajos, se va a intentar retirar la estatua con una grúa pluma instalada dentro del vallado que rodea la zona donde se ubica el conjunto escultórico. En el caso de que no se pueda retirar con la grúa pluma, se dispone de un camión de gran tonelaje para ello.
De momento, sólo se va retirar la estatua ecuestre de Franco, mientras que el pedestal de la misma permanecerá en el lugar. Una vez finalizadas las tareas de desmontaje, la escultura será trasladada a un almacén municipal.
El desmontaje cumple el acuerdo unánime adoptado por la Corporación municipal en noviembre de 2004, y lleva a la práctica los mandatos que contiene
la Ley de Memoria Histórica sobre la presencia de los símbolos de franquismo en espacios públicos.
La efigie del dictador preside desde 1964 la plaza del Ayuntamiento, que hasta 2001 se denominaba Plaza del Generalísimo. Obra de José Capuz, la estatua de Santander es gemela de la que existía en Valencia y de la que se retiró de los Nuevos Ministerios de Madrid hace más de 3 años.
Quedará depositada en un almacén municipal.
En 2004, la Corporación decidió aprovechar las obras de remodelación que se debían hacer en el aparcamiento situado bajo la plaza del Ayuntamiento para retirar la figura de Franco, y propuso que fuera trasladada al futuro Museo de Cantabria.
Junto a ella, también desaparecerá de la plaza un escudo de la República situado a pocos metros de su pedestal.
Las últimas que quedaban
Las últimas estatuas han sido las de Madrid, Ferrol, Guadalajara, Zaragoza, Melilla y la propia ciudad de Santander. La retirada más polémica se pudo ver en las calles de la capital, donde el Ministerio de Fomento procedió de noche a la 'operación estatua'. La anterior retirada fue en Melilla, donde el gobierno local la trasladó al Museo Militar de la ciudad autónoma.