Perseverar

Ante un individuo mentiroso que detenta un gran poder, del cual abusa para violar los derechos humanos, y que diariamente envía señales de desequilibrio emocional, los demócratas no contamos con una solución mágica.  Hemos acudido a la huelga, hemos marchado, hemos protestado, hemos denunciado,  hemos soportado bombas lacrimógenas y perdigones, hemos votado y hemos dejado de votar. Hasta el presente,  las consecuencias más visibles han sido el asesinato de  veintiocho compatriotas, la detención de unos sesenta disidentes, de los cuales veinticinco permanecen en ergástulas, cientos de exiliados y miles despedidos de sus trabajos o impedidos de negociar con  empresas o dependencias del Estado.  

Sin duda que el balance anterior pareciera negativo para la democracia y podría indicar que si repetimos los  mismos procedimientos,  obtendremos los mismos resultados. Como los civiles no tenemos otras armas, cualquier observador poco acucioso podría concluir que ya no hay nada que hacer. Sin embargo, al profundizar en el balance nos damos cuenta que aunque hoy es rojo, el negocio de la democracia está progresando. Gradualmente logramos más ingresos de ciudadanos decepcionados no sólo por el incumplimiento de promesas, sino porque rechazan el talante autoritario y soez del teniente coronel lenguatón. Además, es evidente que hay una población que no se rinde y cada día se escuchan más voces de otros países que denuncian los atropellos al Estado de Derecho. Walesa, Havel, Vargas Llosa, Krause, son  una reciente muestra de personalidades de resonancia mundial que respaldan nuestra lucha.

En consecuencia, estamos progresando. La  democracia  no desaparecerá. La cura de nuestros males está en la perseverancia, es decir mantenernos constantes en la prosecución de lo comenzado. En los dos últimos procesos electorales se ha demostrado que el teniente coronel es derrotable y por ello debemos insistir en esa vía. No caigamos en el desánimo de pensar que de todos modos el dictadorzuelo se burla de los resultados. Ciertamente se burla, pero cada vez se debilita más.    Los ciudadanos de a pie estamos dispuestos a perseverar y aspiramos que la dirigencia política haya aprendido algunas lecciones. Todos debemos organizarnos mejor para que no falten testigos en ninguna mesa y que dispongamos de las actas al término de la distancia. Recordemos aquello de que quien persevera triunfa.

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