Al menos tres miembros de la Ejecutiva Federal del PSOE –por razones obvias no doy sus nombres- no ocultaron a última hora de la tarde del martes 20 de febrero, la alegría que les produjo el anuncio de la todavía ministra de Sanidad y Consumo, Elena Salgado, de “paralizar” el borrador de anteproyecto de ley antialcohol para proteger a los menores. Esta medida, que hemos anunciado como posible en Diariocrítico en varias ocasiones, es fruto del “lobby” de los vinateros y los cerveceros ejercido sin ningún miramiento contra una futura ley que, en esencia, iba dirigida a proteger a los menores del consumo de alcohol.
Así que, en esta situación, resulta que el presidente Rodríguez Zapatero si ha tenido talante para ordenar a su empleada Salgado que anuncie la retirada del segundo borrador de anteproyecto de ley. Y resulta también, aunque pueda parecer paradójico, que los menores se quedan sin protección. ¿Qué va a hacer ahora el Partido Popular? ¿Brindar con vino de La Rioja, La Mancha, Ribera del Duero, Navarra o de cualquier denominación de origen español porque a nuestros menores no se les va proteger con el consumo cero? ¿Saldrá Mariano Rajoy a explicar este extremo a los millones de padres españoles, entre los que me encuentro, preocupados por la tolerancia que hay en la dispensación de bebidas alcohólicas a nuestros hijos menores de edad?.
En este escenario nos vamos a quedar con las ganas de ver actuar a un diputado popular por Guadalajara, cuando este borrador de anteproyecto se convirtiese en proyecto y entrase en el Congreso para su debate. Ex consejero de Sanidad en la Comunidad de Madrid, médico de formación, José Ignacio “Iñaqui” Echaniz parece que tenía todas las papeletas y bendiciones del Grupo Parlamentario Popular para atacar el proyecto socialista; eso sí, bajo la coordinación de Vicente Martínez Pujalte.
Volviendo a la realidad, Elena Salgado, debería cumplir su palabra y dimitir. Debería presentar su dimisión por no haber podido con esos lobbies tan poderosos, además de por coherencia –en más de una ocasión le dijo a la vicepresidenta Fernández de la Vega que lo haría si su proyecto no iba adelante-; por vanidad y por pura soberbia. Sin embargo, quiero reconocerla el mérito del texto aunque con ciertos matices. Su equivocación –y se lo han repetido amigos y enemigos hasta la saciedad- ha sido mezclar en esto a su subsecretario Fernando Puig de la Bellacasa y tratar de ordenar las conductas de los adultos, cuando se trataba de una futura ley de protección a los menores. La todavía ministra Salgado ha sabido llevarse el gato al agua a la casi totalidad del colectivo médico que ahora empezarán a dar guerra.
Por último, me permito lanzar un mensaje al Partido Popular: cuidado con las promesas que se vayan a hacer ahora de cara a las elecciones. El vino no es un alimento, aunque lo diga una ley. Es una bebida alcohólica, como lo define la Comisión Europea.