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Puede prometer y promete

Puede prometer y promete

miércoles 05 de noviembre de 2008, 14:37h
TITO B. DIAGONAL
Barcelonés de alta cuna y más alto standing financiero, muy apreciado en anteriores etapas de este diario, vuelve a ilustrarnos sobre los entresijos de las clases pudientes.

Hoy en el club, a la hora del aperitivo, mis amigos estaban exultantes y no digamos el barman, que no ha dado abasto para confeccionar los más deliciosos cócteles con el bourbon como ingrediente principal. Incluso en mi entorno doméstico, desde Damián, mi valet de chambre hasta los Carballeira Brothers (Horacio, mi dircom y Paco, el capitán de mi yate) el Jack Daniels corría con liberalidad, esófago abajo de los susodichos. La cosa, amadísimos, globalizados, megaletileonorisofiados y obamizados niños y niñas que me leéis, no es para menos… Barack Obama ha ganado las elecciones presidenciales norteamericanas. ¡Todo un hito histórico!... ¡¡¡Un afroamericano se sentará en el Despacho Oval de la Casa Blanca!!!

De las plantaciones de algodón de las riberas del Mississipi, con el Old man river de banda sonora, hasta el verde césped de los parques washingtonianos a orillas del Potomac, a los acordes de Macarena, en apenas 200 años el camino recorrido por los afroamericanos (o sea, los negros) ha sido larguísimo. Uno de ellos ha alcanzado el más alto de los peldaños de la nivelación por arriba… Vamos que el logro parece parte del argumento de una de aquellas películas de Frank Capra, el optimista antropológico de cuando el New Deal post Gran Depresión. 

¿Y qué va a hacer el hoy presidente electo Barack Obama? Pues ni más ni menos, pequeñines/as míos/as, que Adolfo Suárez cuando le tocó pilotar la Transición… Salir a la luz pública, mirar fijo a cámara y decir eso de “Puedo prometer y prometo” . Es lo propio del caso. Y es lo que da resultado. Hizo la campaña en plan zapateril, prometiendo cambio. Y con esa sola palabra se quedaron los electores. Era la fase de predicación. Ahora, una vez ganadas las elecciones, le toca dar el trigo de las medidas concretas. De la fase suarista tendrá que pasar, a partir del 28 de enero próximo,  a la fase anguitista o anguitiana (acordaos todos/as --y tú también Jáuregui—de aquel Programa-Programa-Programa que esgrimía Julio Anguita, en su etapa califal al frente de Izquierda Unida).

En los EEUU la transición del bushismo al obamismo ha comenzado. No es lo mismo que la Transición española (ejemplar donde las haya, que conste), aunque guarda ciertas similitudes con ella. Y, en este aspecto, la sociedad norteamericana tiene ante sí una época apasionante. La gente volverá a la calle para manifestarse… Y les llegará hasta el destape… ¿Quién será la musa de la Transición made in Obama? Interesante pregunta que el tiempo se encargará de contestar. Quizá podría serlo Lisa Ann, la doble de Sarah Palin, la gran derrotada de anoche. Morbillo lo tiene, claro. Y también tendrá morbillo –o morbazo—la versión norteamericana de la Movida Madrileña. Y no hace falta ser un visionario profético para percibir el deseo de Pedro Almodóvar de anda con su troupe por New York o Los Ángeles sentando cátedra de modernez. 

“Los tiempos están cambiando”, como cantaba hace la tira de años Bob Dylan. Lo progre vuelve a estar de moda en los EEUU. Ahora sólo tienen que arreglar lo de la economía. Barack Obama está por la labor. A ver por dónde nos sale. Ya lo dijo el príncipe de Lampedusa en El gatopardo, su conocida novela: “A veces es preciso reformarlo todo para que nada cambie”… Los amigos banqueros supervivientes que papá tiene en Wall Streetestán encantados con el cambio.

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