Leo la información de Madridiario sobre un futuro
plan de calidad para la Plaza Mayor, incluido en otro más ambicioso para el Centro y cuya redacción nos va a costar más de 400.000 euros. Uno, con pedantería y desfachatez, se va a permitir ofrecer gratis algunas sugerencias como vecino próximo de la plaza, por la que paso un mínimo de dos veces diarias desde hace más de veinte años. Estoy seguro de que, si se actuara racionalmente y se escuchara a los vecinos, comerciantes y madrileños, el Ayuntamiento obtendría una batería de medidas racionales y también gratuitas. Pero sé que lo mío es predicar en desierto: nos gastaremos los 400.000 euros.
Según el texto de Madridiario se pretende, entre otras cosas, “incluir el lugar como icono cultural y social de la ciudad y el apoyo a los comercios centenarios. También se trata de convertir la zona en lugar turístico de referencia internacional mediante la transformación de la Casa de la Carnicería en un hotel.”
Espero que esa conversión en icono –aunque ya lo es desde hace quinientos años- implique la restricción casi total de utilizar su espacio como gran zoco para cualquier feria, promoción comercial y presentación de productos y marcas variopintos. Actualmente la Plaza Mayor está invadida durante buena parte del año por horrorosas carpas de lona blanca que agreden a los sentidos y, desde nuevo a un “icono cultural y social”. Bien está que se mantenga el mercadillo navideño por aquello de la tradición y, tal vez, el filatélico porque cada domingo la plaza es un popular mercadillo. Y que se utilice en fechas significativas para espectáculos gratuitos que atraen a miles de madrileños. Pero nada más. En el Centro hay numerosas plazas hacia las que se podría derivar esta actividad promocional –autorizada por el municipio- que resta majestuosidad y belleza a este punto de cita obligada de todo turista. Se me ocurre que se podrían instalar la carpas en Benavente, Vázquez de Mella, Torres Acosta, Lavapiés, Santa Ana, San Ildefonso, Carmen (cuando terminen las obras), etc. No son el “marco incomparable” de la Plaza Mayor pero también son céntricas y muy bien comunicadas.
No estaría de más incrementar la limpieza en la Plaza Mayor, sobre todo en los soportales y terrazas. Cada vez es más habitual que muchos camareros limpien los veladores y arrojen al suelo los desperdicios, creando una alfombra de suciedad de crece en grosor con el día. Y se podría extremar la vigilancia para erradicar todo tipo de actividades tercermundistas, como los masajes en plena calle. Afortunadamente se ha eliminado prácticamente del todo el top manta de este entorno, pero no los masajes. Y se deberían eliminar los caballetes o cartelones que invaden la plaza, soportales y accesos anunciando todo tipo de actividades y, sobre todo, estorbando a los peatones, esos que tanto defiende nuestro Ayuntamiento, aunque no sabemos cómo lo hace.
Respecto a la conversión de la Casa de la Carnicería en hotel, no tengo una opinión formada. Me debato entre su idoneidad y la conveniencia de dedicarla a actividades públicas. Sé que esto último implicaría más gasto para las arcas municipales y por eso dudo.
En los últimos años se ha hecho una magnífica oficina de información turística por la que pasan cientos de personas cada día, casi todos visitantes. He visto cientos de caras decepcionadas porque la Plaza estaba invadida por actividades espúreas. Y he visto a los carteristas que todos –bueno, no sé si también la policía- conocemos. Y a trileros en acción. Y he visto en la fachada de la Carnicería –todavía municipal- decenas de aparatos de aire acondicionado afeando el entorno. Y rótulos de plástico. Y pintadas. Y decenas de veladores obstruyendo el paso peatonal en la salida por la calle Toledo.
La Plaza Mayor podría mejorar con un poco de sentido común y decisión. No creo que nos costara nada. Para saber cuales son sus problemas no hace falta pagar: basta con escuchar.