El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha aludido directamente a la DANA de Valencia en su primera intervención en la cumbre del clima, la COP29, que este año se celebra en Bakú (Azerbaiyán).
"Acabo de presenciar uno de los mayores desastres climáticos en nuestra historia, más de 200 personas han perdido sus vidas en mi país y ellos son la razón por la que estoy aquí, para decir alto y claro que el cambio climático mata", ha señalado este martes en un encuentro sobre finanzas climáticas.
"Lo que ha pasado en Valencia no es un hecho aislado, pasa todos los días en cada rincón del planeta, no podemos mirar a otro lado, debemos actuar", ha señalado Sánchez, quien ha pedido "ambición" para "evitar los peores impactos del cambio climático".
El jefe del Ejecutivo ha señalado además a un culpable: el consumo de los combustíbles fósiles (petróleo, gas y carbón).
"Mientras no dejemos de consumir combustibles fósiles estos fenómenos cada vez serán más frecuentes e intensos", ha alertado.
El cambio climático mata "a menudo con brutalidad extrema, intensificando la frecuencia y gravedad de eventos mortíferos como incendios, huracanes o lluvias torrenciales", pero también "de manera más sutil", aumentando la frecuencia de olas de calor que hace que empeore la salud de las personas más vulnerables o que lleguen enfermedades a zonas donde antes no se producían.
Transformar "las palabras en números" en Bakú
La cumbre de Bakú "debe ser recordada como el momento en el que transformamos palabras en números", ha señalado, en referencia al principal acuerdo que se espera de este encuentro, el nuevo objetivo de financiación climática para los países menos desarrollados. "Esto medirá nuestro compromiso con las futuras generaciones", ha apuntado.
España, según Sánchez, ha cumplido con creces los objetivos que se había marcado en materia financiera.
"En 2023, 2 años antes de lo previsto, hemos superado nuestro objetivo movilizando 1.400 millones de euros para financiación climática", ha añadido.
Pide fuentes "alternativas" de financiación como un impuesto a las grandes fortunas
"Necesitamos un objetivo internacional capaz de proveer más financiación con mejores condiciones", ha reclamado Sánchez, recordando que "desarrollo sostenible y lucha contra el cambio climático son 2 caras de la misma moneda".
También ha avanzado que se tratará esta cuestión en la cumbre de finanzas para el desarrollo que se celebrará en Sevilla el verano de 2025.
El presidente español ha pedido una reforma de la arquitectura financiera global para "reflejar la realidad actual", lamentando que la movilización financiera actual "no es suficiente".
"Debemos innovar, incorporando el sector privado y movilizando fuentes alternativas como las grandes fortunas", ha concluido.
La cuenta atrás y las ausencias
Antes de las palabras de Sánchez, ha intervenido ante el plenario de la cumbre el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, para recordar que "suena el tic-tac" de una "cuenta atrás que ya ha comenzado para limitar el aumento de la temperatura global a 1,5ºC".
Y después ha hecho lo que ha llamado "lección magistral en destrucción climática".
Entre los eventos extremos ha enumerado a "los miles de peregrinos muertos por un calor insufrible" o, precisamente, "las inundaciones que desgarran a las poblaciones y destruyen infraestructuras".
"Todos estos desastres están siendo cebados por el cambio climático causado por los humanos. Ningún país se salva", ha exclamado.
También en la inauguración, el presidente del país anfitrión Azerbaiyán, Ilhan Aliyev, ha repetido su mantra de que "el petróleo y el gas son un regalo de dios" y que los países "no deben ser culpados por tenerlos y llevarlos al mercado porque el mercado los necesita".
Después ha criticado a los países occidentales por "la hipocresía" de comprar el gas de su país y luego darles lecciones.
A la ronda de intervenciones de alto nivel político de esta COP no han acudido algunas primeras figuras relevantes.
Por ejemplo, el presidente chino Xi Jinping (aunque no suele acudir en persona a estas citas) o el presidente brasileño, Luiz Inacio Lula da Silva (que sí intervino hace un año).
Tampoco se ha acudido a Bakú el primer ministro indio Narenda Modi (presente en la cumbre de Dubái en 2023).
De este grupo de principales contaminadores, el presidente de EEUU, Joe Biden, se ha quedado en su casa. Tampoco se ha oído la voz del presidente de Francia, Emanuelle Macron o el canciller alemán Olaf Scholz.
Que no hayan viajado a Azerbaiyán estos jefes de estado o de gobierno no significa que sus países se salten la COP.
De hecho las delegadaciones de China y de EEUU siguen teniendo un gran peso en estas negociaciones. Otra cosa es que, en el caso de EEUU, los actuales enviados estén de salida ante la llegada del nuevo presidente Donald Trump.
En este sentido, acaba de conocerse que Trump colocará al frente de la Agencia de Protección Ambiental a un ex congresita llamado Lee Zeldin con la misión de "asegurar una justa y rápida desregulación" en esta materia.
Trump ha recuperado el viejo eslógan propetróleo de 2008 del Partido Republicano, drill baby drill (perfora nene perfora).
También ha elegido para embajadora en la ONU (el foro en el que se desarrollan las cumbres del clima) a Elise Stefanik quien ha alimentado el bulo contra el secretario general Guterres de que "ha fallado a la hora de condenar a los terroristas de Hamas por sus bárbaras y horribles atrocidades".