Los conservadores británicos perdieron el viernes importantes concejos de distrito en Londres, un duro revés en estos comicios locales.
Las elecciones suponían un test para medir el desgaste del primer ministro, Boris Johnson, debilitado por los escándalos de sus fiestas en la pandemia. Pese a ello, muchos le ven aún capaz de sobrevivir al golpe.
El principal partido de la oposición, el Partido Laborista, sonríe tras varios años de continuos golpes: logró el control del distrito de Westminster, sede del poder político británico. Lo hace por primera vez.
También consiguió ganar en importantes feudos conservadores, como Wandsworth, municipio de la ciudad de Londres.
Además, otros partidos como el Partido Liberal-Demócrata y la formación ecologista Partido Verde han conseguido arrastrar a muchos votantes descontentos del Partido Conservador, los 'tories'.
Habrá que esperar ahora a la lectura que se haga de esta derrota parcial, porque Johnson ya estaba contra las cuerdas y muchos sectores de su partido le pedían la cabeza.