El PP podría haber acertado en su estrategia de polarización de la campaña si realmente el Brexit favorece el voto más conservador. Poner el foco sobre Unidos Podemos ha acentuado su imagen como ‘refugio’ ante la que se avecina, un buen reclamo para quien prefiere no hacer ‘mudanza’ política en tiempos de tribulación. En Génova ven hoy más cerca ese 30% de votos.
Para el PSOE es el último clavo ardiendo al que agarrarse para no despeñarse por el precipicio del ‘sorpasso’. Hace 15 días, Pedro Sánchez partía como perdedor en la carrera electoral, ahora él también puede beneficiarse de la ‘campaña del miedo’ en su condición actual de líder del centro político, sin el sambenito de un Rajoy visto como ‘el señor de los recortes’ y la incógnita de si Unidos Podemos, sin experiencia de Gobierno y sin ‘cuadros’, sería capaz de gestionar una crisis como la que se cierne sobre las cabezas de medio mundo, no sólo las españolas.
Ciudadanos sería otro de los beneficiarios de ese hipotético aumento del voto moderado. El problema de los de Albert Rivera es el mismo que el de la coalición de izquierdas: la bisoñez de un partido demasiado ‘joven’. El ‘efecto Fernández’ de las grabaciones en el despacho del ministro del Interior pareció favorecerles en la recta final de la campaña, pero se ha desvanecido ante la magnitud del terremoto financiero.se
Un análisis menos ‘conservador’ cree, por el contrario, que el Brexit, o mejor dicho sus consecuencias, también favorecerá el voto del ciudadano ‘indignado’, harto de vivir en una crisis permanente, tanto económica como social. Como mínimo compensará el incremento que se atribuye a los partidos ‘tradicionales’ que, una vez más, en lugar de arreglar las cosas, las han empeorado desde el punto de vista de un sector de la población a punto de situar a Unidos Podemos como segunda fuerza política de este país.